Madrid, 29 sep (EFE).- Cuidar el corazón no es una tarea que haya que plantearse en la edad adulta, sino que hay que hacerlo mucho antes, desde la infancia, etapa en la que ya pueden empezar a gestarse enfermedades que darán la cara décadas más tarde y que se pueden prevenir.
En el Día Mundial del Corazón, EFEsalud ha recopilado datos y hablado con el presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), Andrés Íñiguez, sobre cómo cuidar este órgano en las distintas etapas de la vida, en las que la alimentación saludable, el ejercicio, y una buena salud mental son elementos básicos que tienen que estar presentes en el día a día.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, con más de 20,5 millones cada año, lo que supone un tercio del total. Y en España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), estas patologías suponen el 26,1 % de las defunciones, solo por detrás y a muy poca distancia de los tumores (26,6 %).
«No creo que promover la salud cardiovascular y prevenir las enfermedades cardiovasculares sea una tarea que uno tiene que plantearse en la edad adulta, todo lo contrario», asegura Íñiguez.
De hecho, la cardiopatía isquémica, que es de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes y que se produce por la acumulación de grasa en las arterias, «se va gestando desde la más tierna infancia» y se manifiesta a partir de los 50 años, en el hombre, y de los 60, en la mujer.
«No aparece bruscamente, sino que va desarrollándose de forma lenta, insidiosa, asintomática, hasta que en la edad adulta da la cara; por eso es tan importante promover la salud y prevenir esos factores de riesgo desde la infancia», insiste el presidente de la FEC.
La infancia
¿Y cómo cuidar el corazón en los primeros años de vida? Para empezar fomentando el ejercicio porque aporta multitud de beneficios: desde el control de la tensión arterial, el del colesterol y la diabetes, hasta el fortalecimiento de los huesos, de los músculos y de la respuesta inmunitaria.
La recomendación es que los niños practiquen una mezcla de ejercicios aeróbicos y anaeróbicos, y también de fuerza. Las actividades extraescolares son una ayuda, pero también se puede practicar fuera del colegio, en un centro deportivo, e incluso puede bastar con el parque.
Y, por supuesto, cuanto más alejados de las pantallas, que favorecen el sedentarismo, mejor.
De hecho el sedentarismo y la propaganda de comida «que no es cardiosaludable», inducen al sobrepeso y a la obesidad infantil, que es más frecuente en familias de rentas más bajas, aunque dependiendo de la edad.
En España, según un informe publicado en julio por el Ministerio de Sanidad y que es el más completo hasta la fecha, el 8,1 % de los niños y el 8,7 % de las niñas de 12 años tiene obesidad.
Los expertos recuerdan sobre la alimentación en la infancia que la mejor opción para el lactante y la madre es la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses. A partir de esa edad, se necesita complementar con otros alimentos, que deben ser sanos, nutritivos, seguros y preparados en consistencias variadas.
La adolescencia
En la adolescencia, sostiene el presidente de la FEC, tampoco hay tantas diferencias respecto a la edad adulta.
Y hay que tener en cuenta que el 80 % de los eventos cardiovasculares prematuros podrían evitarse con hábitos de vida saludables, que además de la alimentación y el ejercicio, incluyen evitar tóxicos como el alcohol y el tabaco.
Así, si la actividad física se continúa en la adolescencia, se llegará a la adultez en mejor forma, con mayor capacidad de hacer ejercicio.
La OMS recomienda en esta etapa 60 minutos de actividad física diaria.
La edad adulta
El cardiólogo recuerda que la OMS recomienda entre 150 y 300 minutos de ejercicio semanal en la edad adulta.
Y aunque en las otras etapas no se haya realizado ejercicio «si uno camina todos los días a buen paso, va a coger una buena forma física y obtener un beneficio muy bueno a corto plazo». Conviene también una actividad que aporte flexibilidad.
«Otra cosa es el deporte, que implica primero estar entrenado y segundo tener un gusto por ese tipo de actividad. Lo que no es aconsejable a ninguna edad, especialmente a medida que se van cumpliendo años, es ponerse a hacer deportes sin el entrenamiento y el acondicionamiento adecuado», porque aparecen los problemas traumatológicos, articulares y cardiovasulares, apunta Íñiguez.
Mujer y menopausia
Esta etapa conlleva una serie de cambios en la mujer, con la disminución de estrógenos, las hormonas que durante la edad fértil le han servido como escudo de patologías como las cardiovasculares.
Ya en la perimenopausia, la mujer empieza a padecer cambios endocrinos metabólicos que aumentan determinados factores de riesgo cardiovascular.
De nuevo el ejercicio y la alimentación saludable son sus mejores aliados.
«El ejercicio es una buena forma de prevenir la sarcopenia, que hace que los músculos tengan menos volumen, menos fuerza», subraya el cardiólogo.
A partir de una determinada edad…
A partir de los 55 y 60 años en los hombres y de los 60-65 años en mujeres, hay un punto de inflexión en el que la edad es por sí misma un factor de riesgo cardiovacular y aparezcan patologías como la cardiopatía isquémica o la fibrilación auricular, entre otras.
Hay pautas básicas que da la FEC sobre cómo podemos cuidar el corazón a en esta etapa, que su presidente resume en una palabra: PACTOS, que da nombre a una iniciativa de concienciación y prevención de esta organización.
Cada letra identifica o bien un factor de riesgo, o bien un hábito que hay que tener.
«La ‘p’ de presión arterial; la ‘a’, de alimentación; la ‘c’ es de colesterol y también se refiere a evitar la contaminación ambiental; la ‘t’ de tóxicos a esquivar; la ‘o’, de obesidad y la ‘s’ de sedentarismo, para huir de él, pero también de ‘ser feliz y evitar el estrés’.
«El estrés a veces es el gatillo, el disparador de muchas enfermedades cardiovasculares», sentencia Íñiguez.