Ana Martínez

Santiago de Compostela, 28 jul (EFE).- Santiago de Compostela, una de las quince Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, busca a través de un concurso internacional la luz perfecta para Platerías, Quintana, Inmaculada y el Obradoiro, las cuatro plazas que rodean la Catedral y el conjunto más valioso de su protegido casco monumental.

Instalaciones bastante obsoletas, una mejorable jerarquía visual, volúmenes que no resaltan y carencias de alumbrado en construcciones singulares son algunos de los problemas identificados por el equipo formado por Cecilia Pereira, directora de la oficina técnica de este proyecto único que, como cuenta a EFE, «podría servir de referencia para otras intervenciones en todo el mundo», y Luis Valle, consultor.
La intención es atraer a los mejores equipos en conceptualización y desarrollo técnico de iluminación ornamental y artística de todo el planeta y que estos propongan enfoques innovadores y respetuosos para este extraordinario espacio.
Mejorar el confort visual, emplear la luz necesaria para con ello reducir la contaminación lumínica, y conseguir una alta integración estética con mínima modificación de los elementos físicos existentes son requisitos de la oferta de iluminación que ha de interpretar con sabiduría tan milenario legado.
El plazo de presentación estará abierto hasta el 19 de agosto.
Durante los últimos años, el templo que descansa en el corazón de la capital gallega experimentó una profunda rehabilitación tanto en su interior como en su exterior. Pero más allá de los trabajos de restauración arquitectónica y del Pórtico de la Gloria, la Catedral estrenó en 2021 una iluminación interior que ha recibido ya varios reconocimientos.
«Ahora el reto es mayúsculo, con las cuatro plazas, que son espacios amplios que congregan magnitudes; y sus elementos conectores», detalla Valle, mientras que Pereira insiste en que es un cosmos «singular, único, excepcional». Por ello, añade, crear ese planteamiento lumínico innovador orientado «a la calma y emocionalidad» es sin duda una oportunidad «pionera y superlativa».
Para las valoraciones, han conseguido Pereira y Valle reunir a un jurado del máximo nivel, encabezado por el afamado arquitecto David Chipperfield y por Roger Narboni, dedicado a proyectos de iluminación urbana, paisajística y arquitectónica.
El resto de integrantes son Esther Torelló, editora de la revista ‘Lightecture’; Teresa Táboas, vicepresidenta de Europa Occidental en la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), y Manuel A. Castiñeiras, presidente del Comité Internacional de Expertos del Camino.
El concurso convocado por el Ayuntamiento es, como indican sus bases, abierto y anónimo, y está dirigido a equipos que puedan aportar conocimientos desde diferentes disciplinas.
Pueden participar todas las personas físicas o jurídicas, españolas o extranjeras, siempre y cuando cumplan los requisitos de solvencia, la cual se acreditará con un seguro de indemnización por riesgos profesionales de al menos cien mil euros; y de un equipo mínimo con profesionales procedentes de áreas como por ejemplo la arquitectura, el urbanismo, el diseño de iluminación, ingeniería y ciencias sociales o humanidades con experiencia en gestión de bienes de interés cultural.
Es la única manera, sostienen Pereira y Valle, de garantizar que se contará con propuestas integrales que tengan muy presente el entorno urbano y patrimonial que agrupa edificios icónicos de varias épocas.
«Aspiramos a destacar la singularidad de este entorno monumental», afirma Pereira.
Y a hacerlo con un proyecto, especifica, centrado en lograr «un nuevo paisaje nocturno compostelano», respetuoso con el patrimonio y los valores locales, que promueva una cultura de luz urbana de calidad para el disfrute de la ciudadanía y, por supuesto, de los visitantes.
La iluminación en Santiago, señalan Pereira y Valle, evolucionó desde la Edad Media y Moderna, cuando la oscuridad caracterizaba el ambiente nocturno y las callejuelas, calles y plazas solamente eran iluminadas por las antorchas de ronda y las velas de las capillas; hasta hoy, donde conviven diferentes capas de iluminación urbana funcional, ornamental y comercial que multiplican la posibilidad de actividades culturales, productivas y recreativas.
El siguiente desafío, rematan ambos, es situarse a años luz de lo que ya hay e iluminar la historia con una solución deslumbrante.