Brasilia, 12 sep (EFE).- Tras la condena a 27 años que el Supremo dictó este jueves por golpismo contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, la ultraderecha se aferra ahora a la «esperanza» de más sanciones de EE.UU. al país o a una polémica e improbable amnistía que libre a su líder de la cárcel.
La sentencia, dictada pese a la enorme presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra la Corte Suprema de Brasil, ha dejado aturdida a una extrema derecha que, desde 2018, ha tenido a Bolsonaro como su líder único y mesiánico.
El movimiento ultra, que se presentó con el lema fascista de «Dios, Patria y Familia» rescatado por Bolsonaro, llegó a «abducir» a buena parte de la derecha más moderada, desplazada en parte por los más radicales.
Sin embargo, la condena a 27 años recibida por Bolsonaro reabre la disputa política en el amplio espectro conservador y plantea un posible reacomodo, sobre todo de cara a las elecciones previstas para octubre de 2026.
¿Más sanciones de Trump y una posible amnistía?
Cuando el juicio contra Bolsonaro entró en su fase final, Trump impuso en represalia unos aranceles del 50 % a parte de los productos brasileños y además aprobó unas inéditas sanciones contra ocho de los once magistrados del Supremo de Brasil.
El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente condenado, que está en EE.UU. desde hace meses y se ufana de haber gestionado esas sanciones, afirma que Brasil se ha convertido en una «dictadura» y que la salida es una amnistía «amplia, general e irrestricta», que libre a su padre de la cárcel.
Esa iniciativa se discute en el Parlamento desde el año pasado y en principio solo favorecería a aquellos que participaron en el asalto a los tres poderes del Estado en Brasilia el 8 de enero de 2023, pero los ultras ahora la quieren hacer extensiva a Bolsonaro.
Eso choca con la intención de recuperar espacios de la derecha tradicional, cuyos votos serían fundamentales para la aprobación de esa amnistía y, por el momento, no parece inclinada a apoyarla.
Frente a eso, el hijo de Bolsonaro ha sugerido que el Gobierno de Trump podría ahora sancionar a los jefes de las Cámaras legislativas de Brasil, por su negativa a discutir el proyecto de perdón.
Sería una presión similar a la que Estados Unidos ha ejercido, sin éxito, contra los jueces del Supremo, que aun así han condenado a Bolsonaro por haber conspirado para impedir la toma de posesión del actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, quien le derrotó en las elecciones de 2022.
Los próximos pasos de EE.UU. son una incógnita. Una vez conocido el fallo, Trump se dijo «sorprendido», pero el secretario de Estado, Marco Rubio, lanzó una clara amenaza, rechazada de inmediato por el Gobierno brasileño.
«Estados Unidos responderá en consecuencia a esta caza de brujas», anunció sin más detalles el jefe de la diplomacia de Trump.
¿Un «unificador» contra Lula para 2026?
La derecha tradicional sostiene que, para las elecciones de 2026, en las que Lula pudiera buscar un nuevo mandato, la salida sería un candidato más al centro aceptable también para el bolsonarismo, que mantiene un innegable arrastre entre buena parte de los brasileños.
Eso lo pudiera encarnar el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, quien fue ministro de Bolsonaro y le es fiel al líder ultra, pero tiene un perfil técnico y un discurso menos inflamado.
Este jueves, tras la sentencia del Supremo, el gobernador renovó su «solidaridad» con Bolsonaro y consideró el fallo «desproporcionado e injusto», aunque lo hizo a través de un breve mensaje en sus redes sociales.
Freitas, con altos índices de aprobación en São Paulo, el mayor colegio electoral del país, no da pistas sobre sus planes para 2026, pero en una reciente entrevista coqueteó con los radicales y dijo que, si fuera presidente, su «primer acto de Gobierno sería indultar a Bolsonaro».
La oferta no bastó para la familia del expresidente condenado, que criticó a quienes empiezan a presentarse como «herederos» del líder de la ultraderecha.
El senador Flávio Bolsonaro, otro hijo del exmandatario que actúa en política, dio la respuesta más directa y dijo que la «única lucha» es para que su padre vuelva a ser candidato en 2026, pese a la inhabilitación por ocho años que le impuso la Justicia Electoral por abusos de poder en la campaña de 2022.
«Elecciones sin Bolsonaro no son elecciones», alertó el senador, quien volvió a valerse de Trump para reforzar su mensaje.
Según Flávio, si su padre no es candidato en 2026, el «previsible y trágico destino de esas elecciones es que no serán reconocidas por Estados Unidos». EFE
Eduardo Davis