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Con cantos y oraciones despiden al jesuita Tojeira y sepultan sus restos en El Salvador

El rector de la Universidad Centroamericana (UCA), Mario Cornejo, habla durante la misa exequial en honor al sacerdote hispano-salvadoreño José María Tojeira este jueves, en Antiguo Cuscatlán (El Salvador). EFE/ Rodrigo Sura

San Salvador, 11 sep (EFE).- Más de un centenar de personas despidieron este jueves al sacerdote hispano-salvadoreño José María Tojeira, cuyos restos fueron sepultados en la capilla Jesucristo Liberador de la jesuita Universidad Centroamericana ‘José Simeón Cañas’ (UCA), de la que fue rector entre 1997 y 2011.

La ceremonia religiosa de último adiós y entierro tuvo lugar en el polideportivo de la UCA y congregó a fieles católicos salvadoreños, sacerdotes, maestros, alumnos , personal de la universidad y del Instituto de Derechos Humanos (Idhuca) de la institución de educación superior.

También asistió la embajadora de España en El Salvador, Sonia Álvarez Cibanal, el rector de la UCA, el padre Mario Cornejo, y el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, quien presidió la ceremonia.

El acto estuvo cargado de cantos, recuerdos de episodios de la vida del padre y oraciones en las que los asistentes pidieron por el eterno descanso de Tojeira, naturalizado salvadoreño y que dejó en su paso por Centroamérica un legado de lucha por las causas sociales, la búsqueda de justicia por la masacre de seis jesuitas y dos mujeres a manos del Ejército salvadoreño en 1989, así como firmes críticas a los atropellos cometidos por distintos gobiernos de la región.

El padre Rodolfo Cardenal recordó al padre Chema, como era popularmente conocido, como un hombre aficionado al fútbol, defensor de los derechos humanos y crítico de las injusticias.

Luchador social

Fotografía que muestra el féretro del sacerdote hispano-salvadoreño José María Tojeira este jueves, en la Universidad Centroamericana (UCA), en Antiguo Cuscatlán (El Salvador). EFE/ Rodrigo Sura

El padre Chema, dijo Cardenal en su homilía, «entró en el ámbito nacional con la denuncia de la masacre de la UCA en noviembre de 1989» y  «retomó su lucha por la verdad y la justicia, se enfrentó con el poder militar del país (El Salvador) y de Washington (EE.UU.) empeñados en eludir su responsabilidad en la masacre».

«Luchó por introducir la justicia transicional para facilitar la reconciliación del país pero tampoco fue escuchado (…) Chema no se cansó de reclamar verdad y justicia para todas las víctimas de la violencia institucionalizada de antes y de ahora», expresó.

Destacó que el padre Tojeira «recogió el clamor de las madres de los desaparecidos, abogó  por el cuidado de la casa común, rechazó la minería metálica, reclamó el derecho universal al agua, defendió el estado de Derecho, la libertad, la crítica y el diálogo» y «su voz resonó en el desierto de la indiferencia, el materialismo y el individualismo».

«Su calor humano y desarmadora sonrisa neutralizaba los reparos burocráticos (…) en sus comparecencias públicas incomoda a los poderosos. No solo con su denuncia clara y cruda sino también por la forma», añadió.

Descansa junto a sus compañeros jesuitas

El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar (c), preside la misa exequial en honor al sacerdote hispano-salvadoreño José María Tojeira durante su funeral este jueves, en la Universidad Centroamericana (UCA), en Antiguo Cuscatlán (El Salvador). EFE/ Rodrigo Sura

Luego del acto religioso, los restos del padre fueron trasladados y sepultados en la capilla Jesucristo Liberador de la UCA, donde se encuentran las tumbas de sus compañeros jesuitas asesinados y de cuyo crimen Tojeira fue figura clave en los reclamos de justicia e impulsor de la causa penal contra altos mandos del Ejército.

El padre Chema falleció el viernes 5 de septiembre en la Ciudad de Guatemala y el martes sus restos fueron trasladados a El Salvador para las honras fúnebres.

Nacido en Vigo (Galicia, noroeste de España) en 1947 y licenciado en Teología y Filosofía en la Universidad de Comillas, Tojeira llegó a Centroamérica en 1969 para trabajar en Honduras. En 1985 fue enviado a El Salvador, en plena guerra civil (1980-1992), y en 1988 fue nombrado provincial de los jesuitas en la región. EFE

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(foto)(video)