Bogotá, 13 ago (EFE).- El representante a la Cámara colombiana Julio César Triana, del partido de derecha Cambio Radical, denunció este miércoles que fue víctima de un ataque a tiros, del que salió ileso, cuando se movilizaba en una camioneta por una carretera del departamento sureño del Huila.
«Estamos en el vehículo, nos acaban de disparar con fusil y pistola saliendo de La Plata (municipio ubicado en el Huila). Vengo con la Policía y la UNP (Unidad Nacional de Protección)», expresó Triana en un video publicado en sus redes sociales.
En las imágenes se ven al menos tres impactos de bala en los vidrios delanteros y traseros de la camioneta, en la que viajaban seis personas que salieron ilesas.
«Todavía no hemos recibido apoyo (…) del Ejército. Estamos llegando a una población que se llama Paicol, la ruta está absolutamente sola y recibimos varios impactos. Pedimos apoyo de la fuerza pública», expresó Triana en el video, en el que se ve visiblemente afectado por el ataque.
En un mensaje publicado en X, Triana recalcó: «A pesar de los impactos de bala, gracias a Dios, mi equipo de trabajo y yo salimos ilesos».
En el municipio donde ocurrió el ataque contra el representante a la Cámara operan disidencias de las antiguas FARC y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), además de grupos de delincuencia común.
El partido Cambio Radical señaló que el vehículo del congresista quedó «totalmente destruido» y lamentó el ataque.
«Rechazamos de manera enfática estos actos de violencia que ya cobraron la vida de un gran líder, (el senador y precandidato presidencial) Miguel Uribe. No queremos que estas trágicas noticias se conviertan en la rutina diaria del país», agregó el partido en un comunicado.
Uribe Turbay, del partido de derecha Centro Democrático, falleció el lunes en la madrugada, dos meses después de recibir varios disparos durante un acto de campaña en Bogotá, de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
Este atentado dividió a Colombia sobre cómo enfrentar la inseguridad en el país, especialmente en un año electoral, y recordó a muchos la violencia política de la década de los 80 y 90, cuando varios candidatos presidenciales fueron asesinados por grupos ilegales que buscaban sembrar miedo e influir en la política nacional.