Juan Javier Ríos
Madrid, 12 jul (EFE).- Tener instrucciones para incrementar la seguridad alimentaria en verano es crucial con el fin de evitar toxiinfecciones y, en el caso de personas mayores con deterioro cognitivo leve, aún mayor por lo que los expertos recomiendan crearles rutinas, implicar a los cuidadores o usar señales visuales.
La psicóloga y experta en neurociencia cognitiva Bárbara Galán ha detallado a EFE cuáles son esas pautas para minimizar los riesgos sanitarios en este colectivo durante esta época del año.
En primer lugar, recomienda crear rutinas «claras y repetitivas» porque reducen la necesidad de tomar decisiones y facilitan la memoria prospectiva (recordar hacer cosas en el futuro); ejemplo de ello es establecer una secuencia fija tras la comida como «después de comer, siempre guardo el táper en el frigorífico».
Usar señales visuales como recordatorios es otro consejo, ya que el sistema visual suele estar mejor preservado y los recordatorios físicos ayudan a compensar fallos de memoria. Por ejemplo, colocar notas adhesivas en lugares visibles con mensajes como «¿Guardaste el táper en la nevera?» o usar imanes en la puerta del frigorífico.
Dentro de las estrategias visuales, la elaboración de listas de comprobación ‘check-list’ ayudan a la persona a estructurar pasos y son más fáciles de seguir que las instrucciones verbales; ejemplo de ello es crear un cartel simple con imágenes o iconos del tipo «1.Comer➝2.Tapar➝3.Guardar➝4.Cerrar nevera».
El apoyo con tecnología simple está recomendado porque ayuda a las personas con deterioro cognitivo leve a automatizar conductas que pueden olvidarse. Así, es recomendable programar alarmas diarias en el móvil con frases como «Revisa el frigorífico» o usar asistentes de voz como Alexa o Google Assistant.
El uso del modelado y repetición también es conveniente porque repetir conductas y verlas en otras personas ayuda a consolidarlas en la memoria, como practicar junto a ellos durante varios días el hábito deseado con instrucciones del tipo «Ahora guardamos juntos la comida».
El entorno puede actuar como facilitador y como «recordatorio externo constante» y ejemplo de ello es etiquetar claramente las tarteras con mensajes como «guardar en frío», usar táper transparentes, y dejar la nevera accesible y despejada para que sea un paso fácil.
Fundamental también es evitar sobrecargar a estas personas de instrucciones ya que empeora la capacidad de seguir rutinas nuevas.
El reforzamiento positivo es otra opción al ser «clave» para la modificación de conducta y la instauración de hábitos y por lo tanto recomienda «felicitar y dar una pequeña recompensa cuando se logra la acción» con expresiones como «Muy bien, te acordaste de guardarlo tú solo».
La implicación de cuidadores y familiares está también en la lista de recomendaciones de la experta porque el acompañamiento permite reforzar la seguridad y supervisar las rutinas.
Uno de los colectivos más vulnerables
El catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba (UCO), Antonio Valero, ha recordado que las personas mayores son uno de los colectivos más vulnerables a los patógenos de transmisión alimentaria, como la bacteria listeria, al tener un sistema inmunitario menos competente.
Durante todo el año, pero sobre todo en verano, «hay que tener especial precaución en mantener estos buenos hábitos de seguridad alimentaria» y cree que la comunicación es «esencial (…) para inculcar y reforzar esos hábitos» entre los mayores, según ha señalado a EFE.
Entre los «importantes» a inculcar en los mayores se encuentra el de conseguir que hagan una «correcta utilización» de las neveras y frigoríficos o dejar notas visuales sobre cómo es un correcto cocinado de los alimentos.
También es importante en verano la elección de los alimentos de tal forma que los mayores con deterioro cognitivo leve opten por alimentos cocinados frente a servidos en frío, como puede ser un tartar o ensaladas, porque conllevan un mayor riesgo microbiológico.
Este experto hace, además, un llamamiento a luchar contra la «lacra» de la soledad que sufren las personas mayores ya que «muchas de estas toxiinfeccinoes están causadas porque, lamentablemente, pasan demasiado tiempo solas».