Cuadernos Hispanoamericanos, una revista que a sus casi 80 años rompe fronteras literarias

El escritor español Javier Serena posa durante una entrevista con EFE en Ciudad de Guatemala (Guatemala). EFE/ Mariano Macz

Redacción Centroamérica, 23 may (EFE).- La revista española Cuadernos Hispanoamericanos nació en 1948 y a sus casi 80 años busca romper con cualquier tipo de frontera literaria entre los países de habla hispana, sin nacionalismos culturales, destacando muchas veces a los autores “raros” y olvidados, explica a EFE su director, Javier Serena.

“Creo que es el único espacio que hay donde se habla de literatura escrita en lengua española sin tener presente el origen de los autores y hablando simplemente de la literatura que se escribe generalmente en español”, asegura en una entrevista virtual Serena, que esta semana participa en Guatemala en el festival Centroamérica Cuenta.

 Cuadernos Hispanoamericanos surgió en 1948 como una respuesta del franquismo a Cuadernos Americanos, una revista creada en México por exiliados republicanos, y desde entonces, con las diferentes improntas que han ido dejando sus directores, entre ellos algunos icónicos como el poeta Luis Rosales, ha sido un espacio “de conexión con la literatura latinoamericana y la cultura”, afirma el también escritor Serena.

Y es que, añade, “frente a lo que puede parecer”, sobre todo por el efecto del conocido como ‘boom’ latinoamericano, existe “un gran desconocimiento entre la literatura latinoamericana y la española, y también internamente entre la literatura latinoamericana”.

“Son literaturas no del todo bien comunicadas, los libros viajan mal, hoy todavía siguen viajando mal los libros y los autores, y es una revista que tiene una perspectiva de hablar de la literatura en español sin nacionalismos culturales. Yo creo que eso es muy importante”, insiste.

Se trata de un “espacio de encuentro”.

“Primero, porque es una revista donde en España estamos haciendo referencia a autores de Latinoamérica, que pudiendo ser ahí relevantes, aquí muchas veces no se editan ni siquiera, no se publican, o no son conocidos, y también estamos creando espacio para editoriales independientes muy buenas de Argentina, de México o de Chile, que aquí no distribuyen o quieren distribuir, y están muchas intentando hacer ese camino”, explica.

Y es que “como lector nunca he sentido una barrera en todo lo que se escribe en español, he sentido más curiosidad que otra cosa, y sin embargo, me parece que tanto por las políticas nacionalistas culturales de cada país, como por los mercados editoriales, ha habido una frontera un poco artificial que ha hecho que los lectores vivan como en una burbuja, (cuando) lo natural sería vivir en un ecosistema de literatura escrita en español”, dice.

 Una revista suigéneris

El escritor español Javier Serena posa durante una entrevista con EFE en Ciudad de Guatemala (Guatemala). EFE/ Mariano Macz

Cuadernos Hispanoamericanos es una revista mensual de casi 100 páginas, cuyo único personal fijo de plantilla es su director, que coordina cada número apoyándose en colaboradores externos, muchos de ellos reconocidos escritores, como el español Enrique Vila-Matas o el mexicano Juan Villoro.

“La parte buena de la revista es que es un espacio muy valorado por los autores (…) que lo encuentran como un espacio afín”, afirma Serena.

Además, subraya, “no es una revista cerrada en el sentido de que no trata de expulsar a nadie ni de generar una erudición que no es accesible. De hecho, hoy es un poco menos académica que hace unos años”.

También va un poco a “contracorriente”, reconoce, porque mientras la tendencia es dar al lector formatos más digeridos, “cosas cortas, pequeñas, rápidas”, la entrevista principal de cada número abarca entre 10 y 12 páginas.

Y es que su situación de medio público español “le permite tener un ritmo más natural a la revista”, sin regirse por las reglas del mercado.

La anarquía, impulsora de la diversidad

El escritor español Javier Serena posa durante una entrevista con EFE en Ciudad de Guatemala (Guatemala). EFE/ Mariano Macz

Al referirse al “aspecto de la geografía en español”, Serena explica, como expuso ya en un editorial en la revista, que no está definido.

“Centroamérica, el Río de la Plata, en fin, España, México y Buenos Aires como centros editoriales, no hay una geografía del todo definida (…) y yo decía que eso ha tenido una ventaja cultural que es la diversidad frente a otros mercados culturales más estructurados como el norteamericano, (donde) creo que tienden a generar una especie de canon más predecible y eso acaba un poco agotando la creatividad”, afirma.

Y es que, añade, que el mercado latinoamericano y español “haya sido un mercado un poco anárquico, ha generado muchos autores y muchas voces y bueno, como pequeñas disidencias culturales”.

“Pienso, por ejemplo, en el fenómeno (…) de los ‘raros de Montevideo’, que es un grupo de autores -Mario Levrero, Felisberto Hernández, Armonía Somers-, que surge de un ecosistema un poco cerrado donde se origina una pequeña locura y una creatividad muy distinta a la que está sucediendo en esa época en España o en México”, argumenta.

“Entonces -continúa- que no haya un mercado que lo pueda estructurar, tiene la ventaja de que hay más creatividad y que ese desorden igual hay que mantenerlo. Simplemente hay que tener curiosidad por indagar en lo que está sucediendo”.

Serena destaca precisamente que en su etapa como director de Cuadernos Hispanoamericanos se intenta “un poco salirse de las literaturas más canónicas y centrales”, algo que puede ayudar a no repetir olvidos del pasado.

Y nombra al escritor chileno Roberto Bolaño, “un marginado” para el que la llegada del éxito casi coincide con su repentina muerte, a los 50 años, o el hoy argentino universal Jorge Luis Borges, que “era un señor que a los 60 años no le conocía la gente fuera de Buenos Aires” y se da a conocer con su obra ya terminada.

Así Cuadernos Hispanoamericanos está reivindicando por ejemplo autoras que fueron poco leídas, o a esos “raros” que surgen porque “la creación literaria siempre sale por cierto rechazo a la tradición inmediata”.

“Me parece que una revista pública que tiene la libertad de no estar sometida, como los suplementos, a otros condicionamientos, tiene la obligación de buscar donde no están buscando otros, igual dejar de lado los fenómenos, centrarnos en los que han estado en segundo lugar”, defiende.

Moncho Torres