La Habana, 17 sep (EFE).- Cuba tendrá este miércoles apagones simultáneos en hasta el 57 % de su territorio, la mayor tasa de afectación registrada en lo que va de 2025 y en los últimos dos años, según los datos de la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) cotejados diariamente por EFE.
En febrero se registró este mismo porcentaje. La cifra de esta jornada se produce a una semana del quinto apagón nacional en un año, que dejó sin fluido eléctrico al país por veintiocho horas consecutivas.
Sin embargo, la sincronización la semana pasada del Sistema Eléctrico Nacional -en precarias condiciones por la falta de recursos y las centrales térmicas obsoletas- no representó un alivio de los apagones que han ido aumentando, con muchas zonas del país a oscuras.
En La Habana, por ejemplo, se contabilizó en la víspera el mayor déficit de energía eléctrica desde que se tienen registros.
Las principales causas de las interrupciones del servicio eléctrico son las averías en las centrales térmicas -con década acumuladas de explotación-, y la falta de combustible y de divisas para importarlo, según el Gobierno cubano.
La situación, agravada desde mediados del año pasado, dejó una media de casi dieciséis horas diarias sin corriente en julio y casi quince en agosto. En grandes ciudades como Santiago de Cuba, Matanzas y Holguín son habituales los cortes que superan las veinte horas al día.
La UNE, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas, prevé para el horario “pico” en la tarde-noche de esta jornada una capacidad máxima de generación eléctrica de 1.580 megavatios (MW) para una demanda de 3.500 MW.
Esto supone un déficit (la diferencia entre oferta y demanda) de 1.920 MW y una afectación estimada de 1.990 MW, aunque es frecuente que los valores reales superen el pronóstico oficial.
Actualmente, nueve de las veinte unidades de producción termoeléctrica (distribuidas en siete centrales) están fuera de servicio por averías o mantenimientos. Así mismo, 33 centrales de generación distribuida (motores) se encuentran fuera de servicio por falta de combustible (diésel y fueloil).
Las centrales térmicas cubanas están en su mayoría obsoletas, tras décadas de explotación y un déficit crónico de inversión y mantenimiento; mientras que hay motores fuera de servicio por la falta de divisas del país para importar combustible.
Expertos independientes señalan que la crisis energética responde a una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado cubano desde el triunfo de la revolución en 1959.
El Gobierno cubano señala por su parte el impacto de las sanciones estadounidenses a esta industria y las acusa de «asfixia energética».
Diversos cálculos no oficiales coinciden en estimar que el Gobierno cubano necesitaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para reflotar el sistema eléctrico, una cantidad de la que La Habana no dispone.
Los apagones suponen un fuerte lastre a la economía cubana, que se contrajo un 1,1 % en 2024 y suma en los últimos cinco ejercicios una caída acumulada del 11 %, según datos oficiales. La CEPAL también prevé que el Producto Interno Bruto de la isla sea negativo este año.
Los cortes atizan igualmente el descontento social en Cuba y han estado vinculados a las principales protestas que se han registrado en el país en los últimos años, como las de julio de 2021.