Miami (EE.UU.), 8 sep (EFE).- El empresariado independiente es un «mal necesario» para el Gobierno de Cuba, un régimen que ha mostrado su falta de compromiso con la libre empresa mientras esta le ha ido ganando espacios al Estado, afirmó a EFE el investigador Ricardo Torres Pérez, autor del estudio ‘Sector privado en Cuba: ¿Válvula de escape o motor de desarrollo?’, divulgado este martes.
El análisis, a cargo del Cuba Study Group, integrado por líderes empresariales y jóvenes profesionales cubanoestadounidenses en EE.UU., revela que el sector privado ya tiene un peso significativo, con más de 10.000 micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) registradas en solo dos años y responsables de alrededor del 30 % del empleo.
Sin embargo, su capacidad de crecimiento sigue limitada por un «techo de cristal» impuesto por la falta de compromiso del Estado con este empresariado, matizó Torres.
«Cuba está atravesando una crisis económica profunda», puntualizó el profesor adjunto del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de American University en Washington, quien subrayó que la situación de la isla provee pocas oportunidades para el crecimiento de los negocios.
La desigualdad de ingresos en la población también reduce la demanda: «Una buena parte de la ciudadanía, de los consumidores, tienden a concentrarse en los productos de primera necesidad, y ya no queda mucho más para comprar otras cosas», explicó Torres.
«Ahora mismo hay mucha incertidumbre en el sector privado, porque la economía está ahogada. Depende de regulaciones de un Gobierno que no está comprometido con la libre empresa», enfatizó.
«No hay un compromiso, porque la ideología que prevalece todavía en el Gobierno entiende al sector privado como una amenaza», explicó el autor del informe, que recopiló más de una década de datos.
Torres describió un panorama en el que el Gobierno actúa de manera imprevisible, con redadas, inspecciones, cambios de regulación, topes de precios y ajustes en impuestos, como herramientas de control.
«Siempre hay una regulación nueva que se puede hacer para molestar a la empresa privada de una manera u otra», algo que puede ocurrir «en cualquier momento, como lo han demostrado en estos meses recientes», pues el Estado llega «hasta donde quiere llegar», aseguró.
Válvula de escape

El estudio subraya que, aunque el sector privado ha ocupado espacios dejados por el Estado, especialmente en comercio minorista, transporte y servicios al hogar, sigue siendo tratado como una válvula de escape y no como un motor de desarrollo, pues «no es prioridad hacer crecer la economía», afirmó Torres.
El autor subrayó que la relación entre el sector privado y el Gobierno no depende de conexiones personales ni de favores, sino de la capacidad de los empresarios para resistir.
«No veo en ningún lugar prueba convincente de que la mayoría del sector privado son gente que vino del Gobierno o que tiene la empresa porque tienen conexiones con el Gobierno. Eso no es así», aseguró.
«La realidad de la mayoría del sector privado» es que «el Gobierno cubano no lo quiere en última instancia, porque sabe que el día que les dé rienda suelta, desaparece prácticamente la economía estatal», añadió.
Además, el investigador alertó sobre la influencia de factores externos, principalmente las políticas de Estados Unidos, que también impactan en la capacidad del sector privado para crecer.
Las restricciones financieras y la falta de relaciones bancarias normales con Estados Unidos dificultan la financiación y los pagos internacionales, señaló.
A esto se suman cambios recientes en las políticas de visado, que limitan la posibilidad de que empresarios cubanos viajen a Estados Unidos para buscar oportunidades comerciales: «Si pudieran llegar a realizar una exportación en un momento determinado, duplicarían, triplicarían las ventas que tienen», destacó.
El informe documenta cómo la eliminación de beneficios fiscales, los topes de precios y los límites a la rentabilidad de contratos con empresas estatales, han restringido aún más el espacio operativo de los empresarios privados.
Es el caso de la supresión en 2023 de exenciones impositivas, que redujo los márgenes de rentabilidad y elevó el riesgo de cierre para decenas de negocios, apunta el estudio.
Torres apuntó que si el Gobierno cubano contara con el respaldo decisivo de aliados poderosos como China y, en menor medida Rusia, «tomarían medidas mucho más fuertes para limitar el desarrollo del sector privado».
A pesar de este panorama, el estudio muestra la resiliencia del sector, pero esa no logra traducirse en prosperidad sostenida. Aunque el sector genera empleo y cubre nichos de mercado desatendidos, su aporte al PIB se mantiene muy por debajo de su potencial, debido a las restricciones internas y externas.
La combinación de crisis económica, limitaciones impuestas por el Estado y el bloqueo financiero de EE.UU. mantiene al empresariado cubano en una posición vulnerable, se lamentó Torres.
