La Habana, 26 sep (EFE).- Invitar al espectador a hacer «catarsis» frente a la compleja crisis cubana es la esencia de la obra que la compañía Danza Contemporánea de Cuba (DCC) estrena este viernes como plato fuerte de su programa para celebrar los 66 años de trayectoria artística.
«Es un reflejo de nuestra realidad: no hay luz (eléctrica), el agua llega cuando le da la gana, los precios están en casa del diablo y todo eso te lleva a hacer catarsis”, explicó a EFE el director de DCC, Miguel Iglesias, en la sede de la compañía en el Teatro Nacional.
Creada por el coreógrafo cubano George Céspedes, la pieza ‘Katharsis Morphé’ expresa a través de una puesta en escena sobria el difícil contexto de apagones, elevados precios y difícil acceso a medicinas y alimentos que marcan la profunda crisis que sufre el país.
«Se vale de los gestos de los bailarines, el vestuario blanco para iluminar el escenario y la música de compositores cubanos como Carlos Varela, X Alfonso o Santiago Feliú que han marcado generaciones de cubanos para transmitir fuertes emociones sobre lo que estamos viviendo hoy», agregó Iglesias, quien dirige el elenco desde 1984.
Con un elenco muy joven, DCC lleva a escena también este viernes, sábado y domingo en el Teatro Nacional la reposición de la pieza ‘Súlkary’, del coreógrafo cubano Eduardo Rivero, y “’Los tontos morados’, del italiano Mauro de Candia, que se estrenó en febrero pasado.
Iglesias -Premio Nacional de Danza (2018)-, explica que el programa ha sido concebido como «un viaje sorpresa para el espectador en el que cada pieza representa diferentes ritmos y estilos».
«Vamos de la risa al llanto y la reflexión, pasando por los clásicos que todos esperan ver de Danza Contemporánea. Tenemos una sátira social con influencia europea (Los tontos morados), luego ‘Súlkary’ con el tambor africano, la negritud que es lo que el público espera; y al final el estreno de ‘Katharsis Morphé’, que lleva a la reflexión”, indicó.
La selección para festejar más de seis décadas es, acorde con el maestro y coreógrafo cubano, «un homenaje a la diversidad creativa que ha caracterizado a Danza Contemporánea al fusionar distintos estilos en un mismo escenario”.
Fusión de estilos

Considerada por los críticos como pionera de la danza contemporánea en la isla, la compañía surgió al calor del triunfo revolucionario de 1959, bajo el nombre de Conjunto Nacional de Danza y de la mano del coreógrafo, escritor e investigador cubano Ramiro Guerra (1922-2019).
Su propósito fue crear un estilo de danza que expresara la identidad cultural cubana en una propuesta que desmarcara las fronteras entre el ballet clásico europeo, los bailes modernos que llegaban de Estados Unidos y la rica herencia africana en los ritmos cubanos.
Es precisamente la pieza ‘Súlkary’, la que ha definido la estética de DCC por lo que es considerada por los críticos como «una obra cumbre» dentro de la danza moderna cubana.
«Es una obra del maestro Eduardo Rivero (1936-2012), considerada un pilar de la danza moderna cubana, en la que se recrea una ceremonia ancestral de una tribu de Senegal», afirma Iglesias.
«Lo que verás es un rito a la fertilidad, la sexualidad y sensualidad entre reyes y reinas africanos. Los palos que sostienen los hombres son los falos con los que buscan seducir a estas mujeres», explica sobre esta obra clásica de la compañía.
Iglesias, una figura clave dentro del elenco, añade que “para hacer que estos muchachos del aquí y ahora pudieran bailarla tal y como se estrenó en 1971 ha sido un arduo trabajo parte del asistente de coreografía que también la bailó en aquel momento”.
Esta conexión con las tradiciones y ritmos de las raíces afrocubanas ha marcado otros montajes dentro de DCC como “Suite Yoruba”, también concebida por el maestro Guerra.
Laura Bécquer