Inmaculada Tapia

Madrid, 30 jun (EFE).- La frescura que desprende el sutil movimiento de un volante durante un sofocante verano es sinónimo de ligereza, un detalle que imprime a las prendas volumen, diversión y poderío cuando su tamaño es generoso y puro romanticismo cuando es ligero, vaporoso y delicado, ciñéndose en cascada a la silueta.

Amplitud y movimiento. Ese es el eje sobre el que pivota una prenda con volantes, prueba de ello es la elección de un vestido con un volante inferior y dos en el escote de Rihanna durante sus últimas semanas de embarazo.
Una creación de Saint Laurent en tono macha que ha combinado con unas cómodas deportivas y una gorra.
Pero no es la única que apuesta por prendas con este complemento. Un Valentino rosa, con cuerpo ceñido y escote palabra de honor con dos filas de volantes que partían del lado izquierdo de la cadera, ha sido la elección de la modelo Amelia Gray para pasear una noche por Milán.
La firma italiana no los abandona esta temporada en minifaldas, y los sitúa con discreción en el cuello de chaquetas y en mangas de blusas de seda.
Vinculados a los trajes populares de México y Colombia y al tradicional de flamenca español donde con el baile su movimiento ayuda a crear originales figuras, los volantes nunca dejan de estar presentes, con mayor o menor profusión, en las colecciones de primavera verano de diseñadores de todo el mundo.
Un aderezo que proviene del siglo XVI cuando la vestimenta con distintas capas obligaba a cortar las superiores para dejar al descubierto las inferiores y así poder lucir todas en escala.
En el XIX eran habituales al menos dos de tamaño amplio en las faldas femeninas, y la época de los años 20 hizo de ellos un imprescindible para romper las líneas rectas de la falda, cayendo uno sobre otro ofreciendo movimiento, con un volumen moderado.
Así es la falda midi de este verano, con volantes de pequeño tamaño, que con los complementos adecuados se transforma en la pieza ideal tanto para el día como para la noche.
Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera, ha declinado una gran variedad de volantes tanto en vestidos de día como en su propuesta de noche sobre la colección de esta temporada.
Algunos, pura arquitectura sobre la piel, depurados de doble capa creando una flor recorren la manga hasta el puño; otros, nacen desde la cintura para limitar una falda de corte lady y también los coloca para romper la silueta debajo de la cadera, todo en lúdicos lunares en blanco y negro.
Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo, creadores de The 2nd Skin Co., autores de algunos de los diseños que han lucido Jennifer López, Zendaya o la reina Letizia, han creado patrones donde el volumen de los volantes sugieren formas elegantes sin esfuerzo, uno de sus detalles favoritos. «Siempre actualizados, no queremos disfrazar a nadie», argumentan.
Para ello se sirven de muselinas, satén o tafetán para dibujar patrones refinados, ligeros, que liberan la silueta.
La sobriedad de Marcos Luengo se ha desviado al extremo con una colección en la que los volantes son los verdaderos protagonistas. «Me apetecía hacer algo muy diferente y me he lanzado a los volantes», confirma.
Profusos, rizados y con mucho volumen, que ha cortado al bies con el borde cosido al hilo, logra con ello un efecto bumerán que los dispara para volver después a su sitio; Pese a ello, también propone volúmenes más sobrios, patrones de vestidos rectos, compensados, con los que intenta que cada mujer se vea representada con lo que viste.