De Senegal a Canarias y vuelta a Senegal: Lamine y Eusebio, unidos por la lucha

Lamine Dieng (Senegal, 2008) ( i) y Eusebio Ledesma (Santa Cruz de Tenerife, 1996) (d) nacieron a 1.600 kilómetros de distancia, separados por un océano de diferentes realidades, pero las casualidades del destino han hecho que este año ambos hundieran sus pies sobre la misma arena para lograr que el Club de Lucha Chimbesque se alzara como campeón de Canarias por primera vez en sus 36 años. EFE/Alberto Valdés

Arafo (Tenerife), 4 ago (EFE).- Lamine Dieng (Senegal, 2008) y Eusebio Ledesma (Santa Cruz de Tenerife, 1996) nacieron a 1.600 kilómetros de distancia, separados por un océano de diferentes realidades, pero las casualidades del destino han hecho que este año ambos hundieran sus pies sobre la misma arena para lograr que el Club de Lucha Chimbesque se alzara como campeón de Canarias por primera vez en 36 años.

Las historias de vida de estos dos jóvenes se unieron por azar, cuando Ledesma conoció a sus suegros, una pareja de trabajadores en un centro de menores migrantes en el municipio de Arafo en Tenerife, hogar del recién llegado Dieng, con tan solo 12 años.

Sin embargo, los dos compartían la pasión por la lucha, la senegalesa por un lado y la canaria por otro, dos deportes con muchas cosas en común: dos equipos compiten a través de enfrentamientos uno contra uno, en un duelo sobre un terreno arenoso en el que el objetivo es derribar al adversario utilizando mañas parecidas.

Y también diferencias significativas, porque en el caso de la senegalesa hay que caer con el pecho o con la espalda para ser eliminado, mientras que en la canaria si uno se apoya con las manos o con las rodillas ya se considera una derrota, o que en Senegal se permite agarrar las manos o usar la cabeza para defenderse, mientras que en la de Canarias solo se permite hacerlo de la ropa.

Dieng explica, durante una entrevista con EFE junto a Ledesma, que llegó a Canarias a finales de 2020, después de vivir una infancia en la que “siempre estaba luchando” con sus amigos, “entrenando por la tarde y compitiendo”, algo que “le gustaba mucho” y le provoca una sonrisa al recordarlo, pero no sería hasta 2022 cuando volvió a hacerlo ya en las islas.

Compañeros, amigos y también familia

Lamine Dieng (Senegal, 2008) ( i) y Eusebio Ledesma (Santa Cruz de Tenerife, 1996) (d) nacieron a 1.600 kilómetros de distancia, separados por un océano de diferentes realidades, pero las casualidades del destino han hecho que este año ambos hundieran sus pies sobre la misma arena para lograr que el Club de Lucha Chimbesque se alzara como campeón de Canarias por primera vez en sus 36 años. EFE/Alberto Valdés

“Fue gracias a Eusebio (el suegro de Ledesma), quien trabajaba en el centro de menores. Fue él quien me llevó al Club de Lucha Arafo, donde empecé a entrenar. Yo siempre deseaba estar con él, entonces me llevaba con su familia y ahí los conocí a todos, incluido a Eusebio (Ledesma), con el que ahora somos compañeros, amigos y también podría decir que familia”, detalla el joven.

El camino hasta competir juntos fue largo, primero adaptándose al cambio en las categorías inferiores, hasta que consiguió destacar y fue llamado a la selección cadete de Tenerife, donde se alzó con el título regional, pasando por su voluntad de cambiar de equipo tiempo después, un proceso que se truncó por cuestiones burocráticas y le mantuvo fuera de la competición.

No fue hasta esta temporada cuando logró su fichaje por el Club de Lucha Chimbesque junto con Ledesma, quien a su vez fue traspasado desde el Club de Lucha Maxorata (Fuerteventura), donde acaban de alzarse como campeones de la Liga Caixabank y del Trofeo DISA Gobierno de Canarias, así como subcampeones de la Copa Cajasiete, dos de los tres torneos que conforman la liga absoluta.

Durante ese camino, que el senegalés ha hecho siendo aún juvenil, la relación entre ellos se ha hecho muy cercana. Tanto es así que Ledesma define a Dieng como un “chico realmente bueno” con un “futuro increíble en el deporte”, ya que reúne las cualidades necesarias para “llegar a ser un luchador muy destacado”.

Mientras que el joven senegalés describe al canario como “una persona que le ha ayudado mucho”, con la que desea estar todo el tiempo compitiendo, ya que es un “referente para todos los luchadores jóvenes”.

“Desde que lo vi, cuando luchaba en Maxorata, siempre he dicho que quiero ser como él, porque me gusta mucho cómo lucha, su forma, su estilo. No lo digo porque esté aquí, sino porque lo pienso de verdad. Ojalá en el futuro tenga su método y sus mañas para poder hacer lo mismo”, explica Dieng.

De Canarias a Senegal

Lamine Dieng (Senegal, 2008) (i) y Eusebio Ledesma (Santa Cruz de Tenerife, 1996) (d) nacieron a 1.600 kilómetros de distancia, separados por un océano de diferentes realidades, pero las casualidades del destino han hecho que este año ambos hundieran sus pies sobre la misma arena para lograr que el Club de Lucha Chimbesque se alzara como campeón de Canarias por primera vez en sus 36 años. EFE/Alberto Valdés

Un proceso que ahora hace el camino de vuelta, según explica Ledesma, quien en estos momentos se encuentra visitando el país natal de su amigo por primera vez para enfrentarse a un rival de lucha senegalesa, después de aprender y practicar con Lamine y “sufrir el proceso de adaptación” inversa que vivió él cuando llegó a la lucha canaria.

Dieng mira hacia el futuro con ilusión. Esta temporada fue para él un “sueño cumplido” que quiere volver a repetir, porque confía en sus compañeros de equipo, igual que también se muestra motivado de seguir su propio camino a partir de enero, cuando tendrá que dar un gran salto y abandonar el centro en el que actualmente reside al cumplir los 18 años, para “buscarse un piso y ganarse la vida”.

Ledesma comparte su ilusión, porque según explica, fue en los “últimos meses de la temporada” cuando Lamine “mejor empezó a luchar”, por lo que tienen “muchas expectativas” de que la siguiente sea “incluso mejor” dado su “enorme potencial”, aunque también admite que “a veces los nervios le pueden”, algo normal ahora que compite con los terreros llenos de público, a lo que se “irá acostumbrando”.

“Nosotros tenemos confianza en él, hemos hablado de las cosas que debe mejorar y estoy seguro que va a poner su empeño en hacerlo (…) Es un pedazo de luchador y lo será todavía más (…) Y cuando cumpla 18 años va a tener nuestro apoyo para lo que sea, incluso del club si hiciera falta. Entonces, por esa parte puede estar tranquilo, no va a tener dificultad alguna, seguro”, concluye Ledesma.