Bangkok/Sagaing (Birmania), 28 abr (EFE).- Decenas de miles de birmanos duermen en la calles y 200.000 han tenido que abandonar sus hogares después del terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Birmania (Myanmar) hace hoy un mes, mientras el conflicto continúa en el país pese a la tregua militar para facilitar la ayuda humanitaria.
“Las condiciones sobre el terreno siguen siendo muy difíciles: decenas de miles de personas siguen sin refugio y duermen a la intemperie”, dijo este lunes a EFE la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR).
El potente terremoto sacudió el centro-norte de Birmania, con epicentro en la región de Sagaing y a menos de 20 kilómetros de Mandalay, la segunda mayor ciudad del país, lo que ha puesto en jaque a un país sumido en una guerra de guerrillas de décadas que ha escalado tras el golpe militar de febrero de 2021.
En la ciudad de Sagaing, aún poblada de escombros y edificios destruidos, familiares rompían a llorar en una ceremonia budista organizada este lunes en memoria de las víctimas, en una de las zonas más afectadas por un sismo que mató a más de 3.700 personas e hirió a más de 5.000, según cifras del régimen castrense.
La situación es compleja. La FICR, que asegura haber tenido acceso “a la mayoría de las zonas afectadas” por el potente terremoto, afirma que cerca de 200.000 personas han resultado desplazadas por el temblor, que se suman a los 3 millones de desplazados internos por el conflicto desde el golpe, según la ONU.
En un comunicado, la FICR señaló que más de 50.000 edificaciones quedaron dañados por el terremoto, entre ellas viviendas, pagodas, hospitales y escuelas, “que corren el riesgo de derrumbarse”.
También subraya la “enorme escala geográfica y magnitud del desastre”, con más de 1,3 millones de personas afectadas en cinco estados y regiones del país, y advierte que el país “está a días de la temporada de monzones”, lo que amenaza aun más a los sin hogar.
En esa línea, Katherine Charlton, coordinadora de emergencias médicas de Médicos Sin Fronteras (MSF), dijo a EFE desde Yangón que el impacto de las lluvias en los desplazados aumenta el “riesgo de brotes” de enfermedades como malaria, dengue o diarrea acuosa aguda.
Charlton indicó que sus equipos en Mandalay y en la región de Shan (norte), también afectada, han observado cómo algunos hospitales han podido reabrir y el personal ha regresado a sus puestos de trabajo, pudiendo atender a los pacientes dentro de las instalaciones y no en zonas de campaña como poco después del sismo.
“Estamos muy centrados en ofrecer refugio a los afectados y en asegurarnos de que llega el material médico necesario (…) y también en que haya acceso a agua”, apunta.
Como otros trabajadores humanitarios consultados, Charlton destaca en repetidas ocasiones la “impresionante respuesta” de los grupos de voluntarios y de la sociedad civil birmana.
“Es realmente increíble la red que han formado”, apunta.
Tregua no respetada
Mientras, el Ejército sigue centrado en sus enfrentamientos con guerrillas étnicas y prodemocráticas, con varios controles militares para acceder por carretera a la afectada Sagaing, un feudo rebelde, que preguntan a dónde se va y para qué en algunos controles sorpresa.
Varias guerrillas étnicas y la oposición prodemocracia acusan a la junta de haber perpetrado centenares de ataques pese al alto el fuego que declaró para facilitar la ayuda humanitaria el 2 de abril, y que extendió la pasada semana hasta este miércoles, entre ellas en la región de Magway, afectada por el sismo, publica hoy Myanmar Now.
El Gobierno de Unidad Nacional (NUG), formado en parte por diputados depuestos por los militares tras el golpe, que puso fin a una década de transición democrática, afirma que los ataques del Ejército mataron a 72 civiles solo en la primera semana tras la tregua, incluyendo ataques en la región de Mandalay.
La Unión Nacional Karen (KNU) indicó este domingo que los militares han llevado a cabo al menos 110 ataques en zonas bajo su control al este del país desde el alto el fuego.
En el occidental estado de Rakáin, uno de los puntos calientes del conflicto, los soldados han emprendido más de 400 ataques, según la Oficina para la Cooperación Humanitaria de la Liga Nacional Arakan, opuesta a la junta.
“Las necesidades inmediatas siguen siendo críticas. La recuperación de Myanmar será un largo camino, y se necesitará un fuerte apoyo internacional en los próximos meses”, apuntó la FICR.
Por su parte, los equipos de rescate aún buscan a 31 desaparecidos entre los escombros del rascacielos en obras desplomado por el impacto del terremoto en Bangkok, donde se sintió fuertemente, con al menos 68 fallecidos.