Bangkok, 2 jun (EFE).- La australiana Erin Patterson, acusada de matar a tres familiares con setas venenosas en una cena, declaró este lunes por primera vez durante el mediático juicio de su caso en Australia y se declaró inocente.
Patterson, de 50 años, respondió hoy durante 40 minutos a las preguntas de su abogado, Collin Mandy, quien la citó como primer testigo de la defensa, en una declaración que se centró en las relaciones familiares, las creencias religiosas y los problemas de autoestima de la acusada.
La Fiscalía sostiene que la mujer usó setas venenosas en la preparación de los Wellington que sirvió a sus exsuegros, Gail y Don Patterson, y a los tíos de su exmarido, Heather e Ian Wilkinson, en una cena en su casa el 29 de agosto de 2023.
Don y Gail Patterson, de 70 años, fallecieron, al igual que Heather Wilkinson, de 66, entre el 4 y el 5 de agosto de 2023 tras sentirse gravemente enfermos después de la cena, durante la que comieron piezas de carne cubiertas de champiñones y envueltas en hojaldre con puré de patatas y judías verdes.
Ian Wilkinson, por su parte, logró sobrevivir tras semanas hospitalizado.
La acusada, que continuará declarando el martes, habló hoy sobre su relación con su exmarido, Simon Patterson, y con la familia de éste, sobre su conversión al cristianismo y sobre sus problemas de autoestima y de peso.
“Durante algunos meses sentí que mi relación con la familia Patterson, en general, y con Don y Gail, particularmente… había aumentado la distancia entre nosotros”, dijo en declaraciones recogidas por la cadena pública australiana, ABC.
La mujer narró también sus diferentes separaciones de Simon Patterson tras el nacimiento de los hijos que tuvieron en común, y explicó que luchaba contra su “baja autoestima”.
También contó que era “atea fundamentalista” y que había intentado alejar a su expareja del cristianismo, pero que finalmente fue ella quien abrazó la religión, ante el “impacto” de un sermón del superviviente Ian Wilkinson, que es pastor.
Erin Patterson reunió a sus invitados en su casa de la localidad de Leongatha, 135 kilómetros al sureste de Melbourne, para explicar que padecía cáncer, enfermedad que después se demostró no le había sido diagnosticada.
Acusada de tres delitos de asesinato y de uno por tentativa de asesinato, la mujer australiana habría usado ‘amanita phalloides’, también conocida como oronja verde, uno de los hongos más letales, en la preparación de los Wellington que sirvió para cenar, según informes de toxicología. EFE
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