A Coruña, 26 jun (EFE).- El jurado popular ha declarado culpable de asesinato y violación al acusado del crimen de Elisa Abruñedo, que había confesado tras su detención diez años después de la agresión, aunque buscaba una condena menor.

La Sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña ha acogido este jueves la lectura del veredicto tras el juicio contra Roger Serafín Rodríguez, hoy de 51 años, por la agresión perpetrada el 1 de septiembre de 2013 en Cabanas (A Coruña) cuando tenía 39 años.
La víctima, Elisa Abruñedo, tenía 46 años en el momento en que la asaltó, la violó y la mató, según su propia confesión, realizada diez años después, cuando fue detenido.
El jurado popular ha declarado por unanimidad que es culpable de asesinato y agresión sexual, mientras que él mantenía que era un homicidio y alegó que no fue consciente de lo ocurrido, una tesis ahora descartada.
Para el jurado, en el crimen concurrió la agravante de alevosía, que impide la defensa de la víctima y supone la diferencia entre homicidio y asesinato, además del hecho de que se aprovechó del momento y el lugar para el asalto.
Durante el proceso, se determinó que el acusado, cazador experimentado, asaltó a la víctima mientras esta paseaba al anochecer, la llevó a un lugar escondido en el bosque, la violó y luego la hirió con un cuchillo de caza hasta dejarla moribunda.
Los investigadores tomaron como únicas pistas los restos de ADN dejados en la víctima, que apuntaron a un hombre pelirrojo, y el coche utilizado: un Citröen ZX; además del hecho de que el lugar y las armas apuntaban a un cazador.
No obstante, durante años no fueron capaces de dar con él, pues se tomaron muestras de ADN de los participantes en una batida de aquel día, en la que el procesado no participó a pesar de ser miembro de la entidad organizadora, si bien la genética apuntó a una rama lejana de la familia Fonticoba.
Después de ocho años de investigación, la Guardia Civil vio que esa rama lejana eran los Rodríguez y, al cruzar ese apellido con el modelo del coche, los agentes dieron con Roger Serafín Rodríguez, en cuyas redes sociales se veía que era cazador.
Pasó a ser el principal sospechoso, aunque en lugar de pedirle una muestra de ADN, por miedo a que huyese, optaron por recoger una abandonada.
Como no fumaba, los investigadores optaron por limpiar la manilla de su coche después retirar de ahí los restos biológicos, ante lo que el resultado fue positivo.
Fue detenido en su domicilio, en el municipio vecino de Narón, diez años después del crimen y, aunque inicialmente confesó los hechos, en el juicio no declaró; aunque en la última sesión dijo que no era capaz de entender su comportamiento y que lo ocurrido no representa el resto de su vida.