Madrid, 24 jun (EFE).- El Atlético de Madrid no superó ni siquiera la primera fase, eliminado por el triple empate y la diferencia de goles, sin la pegada de otros tiempos de Alexander Sorloth y Julián Alvarez, sin la inspiración de Rodrigo de Paul, entre las decisiones y el plan fallido de Diego Simeone contra el París Saint Germain, la ‘sorpresa’ del 1-0 del Botafogo al equipo francés y el bajón desde hace meses de Antoine Griezmann.
Las decisiones de Simeone contra el PSG
Durante toda la preparación en Majadahonda, Simeone insistió en la presión a la pérdida, en la personalidad del equipo, en el carácter para jugar, en la capacidad de disponer de la posesión en el campo contrario, casi siempre en un 4-5-1, a veces en un 4-4-2, pero nada de eso apareció en el encuentro contra el París Saint Germain, el 15 de junio en el Rose Bowl de Pasadena, irreconocible, sobre todo el primer tiempo.
No acertó en su remodelación del plan inicial. Ni su apuesta por el 4-4-2 ni su decisión de prescindir de Koke Resurrección, hoy por hoy el jugador que mejor se mueve en el medio centro posicional y que impulsa la llegada de Pablo Barrios y la libertad de Rodrigo de Paul, ni su apuesta por Samuel Lino, irrelevante casi todo el curso en la izquierda, con la vulnerabilidad que ha transmitido por esa banda junto a Javi Galán.
Superado en cada sector, sobre todo por cantidad en el medio, sin capacidad de solventarlo desde el banquillo en un primer tiempo aciago, el Atlético se fue del Mundial en la primera parte, con los dos goles de Vitinha y Fabián Ruiz, dos centrocampistas. Los otros dos tantos adornaron la decepción, pero no fueron definitivos. La elección por Antoine Griezmann aquel día para el once, en lugar de Alexander Sorloth, fue objeto de crítica.
El anhelo de Griezmann
No ha habido un jugador más definitivo en la última década en el Atlético de Madrid como Antoine Griezmann. Incluso en el primer tramo de esta temporada, hasta el pasado enero, nadie había sido más decisivo en más victorias con sus goles o sus asistencias que el atacante francés, elemento esencial en diez triunfos entre todas las competiciones, hasta que, de repente, se paró. Su bajón fue evidente desde enero. Dos goles en 24 partidos. Lo notó el Atlético antes y ahora en el Mundial de Clubes, por todo lo que siempre dependió de él. Titular sin tino contra el PSG, víctima también del fallo general del equipo y con la mejor oportunidad de la primera parte, su gol al Botafogo fue insuficiente (1-0).
La falta de pegada de Sorloth y Julián Alvarez
Sus dos mejores goleadores de la temporada han sufrido la frustración de la falta de pegada. Le ha ocurrido a Alexander Sorloth, sin gol en 169 minutos, con cuatro tiros dentro del área, dos de ellos a portería, dos fuera, con tres ocasiones muy claras y un déficit de 1,25 en goles esperados. A lo largo del curso había marcado 24, 14 en los últimos 16 choques, con cuatro dianas más de las que predecía la estadística avanzada.
Tampoco tuvo la efectividad habitual Julián Alvarez. Autor de 29 goles en este ejercicio con el club rojiblanco, ocho tantos por encima de los esperados, la figura de este Atlético no acertó en sus tres partidos como titular en el Mundial de Clubes ni en los 262 minutos ni en los cinco tiros, dos dentro del área y ninguno entre los tres palos. Sin los goles de los dos jugadores que acaparan el 46,9 por ciento de los tantos de esta campaña, el conjunto rojiblanco se quedó corto en los dos choques fundamentales del grupo B, contra el PSG y el Botafogo, cuando necesitó de sus jugadores más determinantes.
La vulnerabilidad defensiva
«No tuvimos la contundencia que piden estos torneos. Si no tienes contundencia ofensiva ni defensiva, te vas», concretó Diego Simeone al término del duelo con el club brasileño.
Porque no fue sólo una cuestión ofensiva, el Atlético se ha caído en defensa hace tiempo. De sus últimos 20 partidos, sólo sostuvo su marco a cero en siete de ellos. Uno en el Mundial de Clubes contra el Botafogo, sobre todo por dos paradas decisiva de Oblak. El 4-0 contra el París Saint Germain repuso en evidencia su estructura defensiva, no sólo su línea de cuatro atrás: cuatro goles en contra y diez tiros a su portería entre los tres palos.
Además, añadió otros seis más fuera, dentro del desborde al que sometió al Atlético en varios tramos de los partidos. El primer gol surgió desde la izquierda, con un remate solo de Fabián Ruiz desde el borde del área, y el 2-0 de Vitinha fue a través de un ‘pasillo’ por el medio inconcebible. Expulsado Clement Lenglet, en inferioridad numérica en el tramo final, llegaron los otros dos goles del PSG.
No fue sólo el ganador de la Champions, el Seattle Sounders, por ejemplo, también tiró 13 veces, pero sólo tres entre los tres palos, al conjunto rojiblanco, en el que ninguno de sus futbolistas más titulares en defensa (ni los centrales Robin Le Normand, Clement Lenglet y José María Giménez ni los laterales Marcos Llorente y Javi Galán) han llegado a esta cita en su nivel ‘top’ del curso.
El apagón de De Paul
El Atlético de Madrid de esta temporada ha disfrutado de Rodrigo de Paul. El centrocampista argentino alcanzó un nivel altísimo desde noviembre a marzo en el que lució en la reacción del conjunto rojiblanco con 15 victorias seguidas, como solución en el centro para la salida, la transición y el último pase. Era la inspiración del equipo de medio campo hacia adelante, en la conexión con Julián Alvarez, Sorloth y compañía… hasta el Mundial.
Su apagón ha incidido claramente en el rendimiento del Atlético. Titular los tres encuentros, con 192 minutos en total, no ha dado ningún centro con éxito, ni dentro ni fuera del área; sólo conectó con tres pases con sus compañeros en esa zona decisiva; apenas propuso tres pases profundos; no remató a portería (sólo dos fuera) y no dio ninguna asistencia.
Las decisiones arbitrales
Entre todos esos aspectos, las determinaciones arbitrales también le han restado mucho más que sumado. En todos y cada uno de los tres encuentros, el Atlético se sintió perjudicado. Tiene motivos de queja.
Contra el París Saint Germain, Istvan Kovacs invalidó un gol por una falta previa de Koke sobre Doué discutida, con 2-0 en el marcador; no sancionó a Nuno Mendes (ni siquiera pitó falta) en una acción con Giuliano Simeone en el primer tiempo; expulsó a cuarto de hora del final a Clement Lenglet por doble amarilla y sancionó casi cada falta del equipo rojiblanco con una tarjeta, con siete amonestaciones y siete infracciones.
Contra el Seattle Sounders, reclamó un penalti sobre Giuliano Simeone, inicialmente sancionado por el árbitro Yael Falcón Pérez, pero después rectificado y anulado por el VAR y la visión en el monitor. Tampoco señaló ni falta.
Y, de nuevo, contra el Botafogo, la revisión de un forcejeo anterior de Alexander Sorloth con la defensa, uno de tantos de los que ocurren en el área, llevó al colegiado César Ramos a dejar sin efecto el claro penalti posterior sobre Julián Alvarez en el minuto 40, con 0-0 y un mundo por competir.
La ‘sorpresa’ del Botafogo contra el PSG
Ganador ante el Seattle Sounders, cuando el Atlético finalizó el partido en el Lumen Field de la segunda jornada con el 1-3 a su favor se sentía con muchas posibilidades de pasar. Las necesidades las marcaría el resultado del París Saint Germain contra el Botafogo. Pero ganó, contra pronóstico, el conjunto brasileño por un gol de Igor Jesús, para disparar la exigencia del equipo de Diego Simeone hasta un triunfo por tres o más tantos o, en su defecto, por el improbable tropiezo del vigente vencedor de la Liga de Campeones contra el Seattle.
El triunfo del Botafogo destrozó todas las perspectivas. Había diferencia entre ese marcador y cualquier otro para el Atlético, porque, de haber ganado el PSG, le habría bastado con ganar en la última jornada, igual que de haberse producido un empate. Siempre estaba ahí, latente, el hándicap de los cuatro goles en contra anteriores con el equipo francés, que habrían sido un lastre también en el caso de ir al desempate sólo con el conjunto brasileño.
La presión final
Y el Atlético fue eliminado. La presión final; los condicionantes de un partido definitivo contra el Botafogo, reafirmado en su defensa porque le valía cualquier resultado por debajo de los dos goles de diferencia y al que el conjunto rojiblanco debía golear por tres o más tantos para tener opciones de pasar a octavos de final; y los mismos problemas ofensivos de todo el torneo, sin la pegada de Sorloth y Julián, sin la claridad de Griezmann, sin el pase final de Rodrigo de Paul, culminaron la rápida, anticipada y decepcionante vuelta a Madrid del equipo rojiblanco.
Iñaki Dufour