Madrid, 10 sep (EFE).- En los últimos años, con el auge de la conciencia respecto a la importancia de la salud mental, la conversación sobre el suicido ha ido tomando protagonismo como una manera de prevenir la que llegó a ser primera causa externa de muerte en España entre 2008 y 2022, y que todavía sigue siendo un tabú.
Según los últimos datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2024 fallecieron en España por suicidio 3.846 personas, una cifra que sanitarios, activistas y víctimas quieren reducir, como ha apuntado la Confederación Salud Mental España con motivo del Día Mundial para la prevención del suicidio, que se celebra cada 10 de septiembre.
«Está demostrado que hablar adecuadamente del suicidio es algo que siempre es preventivo. Informar a la gente no es inducir a nada, si no ser conscientes de que le puede pasar a cualquiera y que existen elementos y redes de apoyo, acciones para sentirse acompañados», ha reivindicado a EFE el presidente de la Confederación, Nel González.
En esta línea, la entidad ha lanzado una campaña compuesta por cinco vídeos en los que se muestran varios determinantes sociales que pueden llevar al suicidio, como los discursos de odio y la discriminación; la pobreza, los desahucios o el desempleo; la cultura del éxito y la gestión de las expectativas; el bullying; o la soledad no deseada.
Desde el sindicato CSIF hacen hincapié en otros desencadenantes, como el entorno laboral, donde algunas personas pueden estar expuestas a estrés crónico, acoso, inestabilidad, presión excesiva o falta de apoyo emocional.
Por su parte, la Asociación Española de Pediatría (AEP) destaca la importancia de prevenir el suicidio desde la infancia y la adolescencia, dado que en los últimos cinco años 993 jóvenes de menos de 25 años han perdido la vida por esta causa.
«Durante estas etapas de la vida pueden aparecer trastornos de ansiedad, depresión, problemas de conducta, trastornos de la conducta alimentaria o adicciones comportamentales como el uso problemático de pantallas y redes sociales. También se consolidan factores de riesgo como el acoso escolar, la violencia o las experiencias traumáticas», ha concretado la AEP, que anima a «romper el estigma».
Esto es, precisamente, lo que están intentando desde la asociación La Niña Amarilla, que por segundo año consecutivo ha organizado una manifestación por la prevención del suicidio el 13 de septiembre en Madrid.
Marcharán bajo el lema ‘Tu historia importa. Recordar también es prevenir’, con el objetivo de reivindicar la importancia de no olvidar a quienes murieron a causa del suicidio y de seguir hablando sobre esta problemática para tratar de erradicarla.
«Hablar del suicidio salva vidas», ha coincidido el Parc Sanitari Sant Joan de Déu, que ha lanzado una campaña para promover una comunicación responsable, empática y efectiva que ayude a prevenir el suicidio.
Esto entronca con el lema acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2024, cuando abogó por «cambiar la narrativa sobre el suicidio», abandonando la «cultura del silencio y la estigmatización» para adoptar una de comprensión, apoyo y acción preventiva.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha organizado la jornada ‘Prevención Integral del Suicidio: territorio y comunidad’.
Sanidad lleva desde 2006, año de aprobación de la primera Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, trabajando por la prevención del suicidio.
Además, en 2023 creó la línea 024, un teléfono para ayudar a personas con pensamientos, ideación o riesgo de conducta suicida por medio de la escucha activa.
Para González, acciones como esta o como el Teléfono de la Esperanza, unido a la concienciación y a la rotura del tabú en torno al suicidio son esenciales para que las personas que estén inmersas en esta problemática tengan «esperanza en el futuro», algo que, en sus palabras, facilita que el riesgo de disminuya. EFE
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