Marcel Guinot
Madrid, 21 jun (EFE).- Ante 65.000 personas rendidas a su “música folclórica atemporal”, Dellafuente ha colapsado el estadio Metropolitano de Madrid en una noche de reencuentros que le ha servido para reconciliarse con su personaje, a través de un espectáculo de lluvia y fuego en el que ha repasado diez años de trayectoria en lo más alto de la industria musical española.
Lo ha hecho subido a un escenario en forma de estrella de ocho puntas situado en medio de la pista, con una monstruosa fuente de agua en medio, en una referencia a los orígenes nazaríes de Granada que confirma que el simbolismo y las raíces siguen siendo elementos fundamentales de su identidad artística.
Con ese despliegue, que recordaba al nivel escenográfico de artistas de la talla de Travis Scott en su paso por Madrid, Dellafuente ha sometido a su voluntad al público del Metropolitano en un espectáculo íntimo y festivo en el que ha encapsulado su carrera en algo más de una hora y media.
“Lo mismo me escuchan pijas que en centros de menores”, canta en 13/18, y su público, el más fiel de la mal llamada música urbana, le da la razón en las inmediaciones del Metropolitano: modernas, raperos y ‘raxetas’ adolescentes, pero también quinquis, puretas y jóvenes ‘queer’ forman parte de una base fanática que nunca le ha dejado solo, ni siquiera en los periodos en los que se ha alejado de la vida pública.
Y es que Dellafuente canta para todos: para los que estaban antes de ‘Consentía’, cuando malvivía de la música o ni eso; para quienes llegaron en ‘Guerrera’, el momento cúspide de su carrera y uno de los más difíciles a nivel personal; y para los que le descubrieron cantando ‘Manos Rotas’ con Morad, ya reconciliado consigo mismo después asumir la dimensión de su personaje.
Ante 65.000 jóvenes con bufandas y banderas anudadas al cuello a 30 grados de temperatura, al artista granadino se le veía entregado al espectáculo, en sintonía con su gente, disfrutando genuinamente de la velada como pocas veces lo ha mostrado en la tarima.
El público ha celebrado al ritmo de ‘Sharila’ y ha perreado en ‘Romea y Julieto’, y se ha acordado de canciones que son parte indispensable para toda una generación que ha crecido con el nacimiento y la consolidación de la música urbana como fenómeno de masas en España, como ‘Te amo sin límites’ o ‘Guerrera’.
Esta última, que ha interpretado en versión salsera, la ha cantado sin C.Tangana, uno de sus mejores amigos en la industria musical, que aunque ha acudido a la cita se ha limitado a observar y disfrutar desde la grada como un espectador más.
Quienes sí han subido al escenario han sido Judeline, en ‘Romero Santo’, Lia Kali, en ‘Fosforito’ y ‘Amore’, en ‘Malicia’, las tres en representación de su última disco, ‘Torii Yama’; también los de siempre, Pepe y Vizio, en ‘Flores’ y ‘Flores pa tu pelo’, y Rels B, en ‘Buenos Genes’, además de RVFV, en ‘K Alegría’ y el esperado dúo con Morad en ‘Manos Rotas’, el tema más gritado de la noche.
Entre un mar de llamas, el ‘Chino’ ha rescatado ‘400 demonios’ y ‘Corazón de agua’, dos canciones menos conocidas que forman parte de ‘Taifa Yallah’, un proyecto de ocho temas de rock lanzado en 2020 en el que se abraza por primera vez al estruendo de las guitarras eléctricas.
Ya se lo dicen en ‘Ya no te veo’: “Chino, hazte rockero, estás perdiendo dinero”.
Para finalizar, ‘Veneno’, ‘Olvídame’ y ‘Te como la cara’, y como colofón a una noche para la historia, ‘Consentía’, con el que las 65.000 gargantas del Metropolitano le han vuelto a demostrar su cariño incondicional.
Después de vender todas las entradas en la noche del viernes, Dellafuente repetirá en el Metropolitano este sábado con el aforo prácticamente lleno, con el que dará por finalizada, por el momento, su vuelta a los escenarios.
