Desarrollan alternativas para tratar los purines de cerdo que reducen la contaminación

Imagen de archivo de una balsa de almacenamiento de purines procedentes del cerdo en una granja porcina de Villar de Argañán (Salamanca). EFE/Carlos García

Granada, 25 ago (EFE).- Un equipo internacional de científicos ha desarrollado un nuevo tratamiento con purines de cerdo que minimiza la contaminación, una alternativa a los productos químicos agresivos que abre vías a nuevas formas de gestionar el estiércol con menor impacto.

Científicos de la Estación Experimental el Zaidín de Granada (EEZ-CSIC), del Centro Tecnológico EnergyLab y de la Universidad de Copenhague han desarrollado un tratamiento de purines de cerdo que minimiza la producción de elementos contaminantes.

Así, han logrado mantener estable la acidez del estiércol durante seis semanas, lo que frena la liberación de amoníaco y metano, para conseguir su almacenamiento sin riesgos para el medio ambiente y mejora al mismo tiempo sus propiedades como fertilizante.

La industria de la producción de proteínas vegetales parte de plantas como la alfalfa, la soja o el guisante y, mediante un proceso llamado biorrefinería verde, produce estas sustancias que se convierten después en aditivos que enriquecen alimentos o piensos.

Sin embargo, también generan residuos sólidos o fibras que pueden usarse para otros fines y extraen un líquido rico en nutrientes y azúcares llamado ‘brown juice’, que los investigadores han añadido a los purines de cerdos en laboratorio para que baje su pH.

La investigación, que publica la revista Journal of Environmental Chemical Engineering, explica cómo consiguen que no sobrepasen los 5,5 de acidez, ya que, a partir de esa medida, comienzan a emitir amoníaco y metano.

«Por un lado, las empresas productoras de proteínas logran dar valor al ‘brown juice’, uno de sus subproductos. Se facilita la gestión de los criaderos de cerdo del purín que pueden almacenarlo sin riesgo para el medio ambiente», ha explicado a través de la Fundación Descubre la investigadora del CSIC Beatriz Gómez-Muñoz, autora del artículo.

Los expertos han comparado estrategias distintas con el mismo purín de cerdo durante un almacenamiento prolongado de 42 días: una primera opción con el estiércol sin tratar, con glucosa, con brown juice en el 50 % del volumen total, con glucosa mezclado con brown juice al 20% y todos ellos sin acidificar y acidificados con ácido sulfúrico.

La idea era bajar el pH del purín sin depender exclusivamente de químicos agresivos como el ácido sulfúrico, el que más se utiliza actualmente, pero que supone un peligro para quienes lo manejan, tiene un alto potencial de riesgo ambiental y es más costoso.

La combinación de una ligera acidificación química con brown juice ha resultado ser la estrategia más equilibrada al estabilizar la acidez, reducir significativamente las emisiones de amoníaco y metano y minimizar el uso de productos químicos, lo que permite una gestión más sostenible y menos agresiva para el medio.