Málaga, 28 jul (EFE).- Una investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) ha detectado concentraciones elevadas de mercurio en el músculo de la pintarroja (Scyliorhinus canicula), un pequeño tiburón que vive en aguas profundas y es muy común en el mar Mediterráneo.
El trabajo, publicado recientemente en la revista Marine Pollution Bulletin, identifica los principales factores biológicos, ambientales y antrópicos -aquellos causados por actividades humanas- que determinan la presencia de este contaminante en ese depredador considerado especie centinela de contaminación marina, ha informado este lunes el IEO en un comunicado.
El equipo científico analizó el papel de variables biológicas como el tamaño de los individuos y otras, como la proximidad a grandes núcleos urbanos o el impacto de la pesca en las concentraciones de mercurio total.
Los resultados mostraron concentraciones más elevadas de este metal en los individuos de mayor tamaño y aquellos presentes en la zona norte del área muestreada, que coincide con la costa catalana.
Los resultados absolutos de la presencia de mercurio son similares a otros estudios realizados con este tiburón que revelan que los valores en la cuenca mediterránea son más elevados que en el Atlántico.
Este estudio demuestra que «el consumo regular de pintarroja podría implicar riesgos sanitarios, especialmente en determinadas regiones donde su consumo es más habitual», si bien «se necesitan valores de consumo más específicos para tener resultados más precisos», ha señalado Elena Lloret, investigadora del ICM-CSIC y primera autora del estudio.
Por su parte, Joan Giménez, investigador del Centro Oceanográfico de Málaga del IEO-CSIC, ha destacado que el estudio no solo contribuye a entender los patrones espaciales y ecológicos de acumulación de contaminantes en depredadores marinos, sino que también proporciona evidencias de cómo esta especie de tiburón puede servir como indicadora de la presencia de contaminantes en los ecosistemas marinos de profundidad.
El trabajo pone de relieve la necesidad urgente de incorporar valores específicos de consumo por especie en las evaluaciones de riesgo alimentario.
Además, apunta a la necesidad de seguir investigando los procesos de biomagnificación -proceso que provoca el aumento de la concentración de una sustancia en los niveles superiores de la cadena alimentaria-, especialmente en el contexto del cambio global y la creciente presión antrópica sobre los ecosistemas marinos.