Detectar riesgo de radicalización en menores: un programa lo constató en 12 de cada cien

Imagen de archivo de menores paseando por la calle. EFE/  Salas

Madrid, 17 ago (EFE).- Un programa piloto llevado a cabo en un instituto de Madrid para detectar el riesgo de radicalización en estudiantes de entre 13 y 15 años concluyó que el 12 por ciento de ellos sí presentaba ese peligro. Un porcentaje que en sí mismo no parece alarmante, pero sí a tener en cuenta.

De hecho, los resultados del estudio, que fue financiado por la Fundación Víctimas del Terrorismo y presentado en los cursos de verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), han empujado a sus promotores a realizar la experiencia en el próximo curso escolar en Extremadura y La Rioja, con una muestra de alumnos que podría arrojar conclusiones más extrapolables.

Por el momento, el programa se ha ejecutado en el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Rey Pastor del distrito madrileño de Moratalaz, con 181 alumnos participantes en una experiencia que cuentan a EFE la directora de la iniciativa, Verania Andrés, y las psicólogas Carmen Serrano y Marta Martínez.

Partiendo de la experiencia que también dirigió Verania Andrés desde el Centro Bertrand Rusell para la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria, esta y sus colaboradoras aceptaron el encargo de la Fundación Víctimas del Terrorismo para la realización de un «Programa de detección y prevención de la radicalización violenta en jóvenes».

Y sobre todo partieron de otra premisa que ya es «doctrina» en el ámbito internacional: Los procesos de radicalización que conducen al extremismo violento se inician frecuentemente durante la adolescencia, una etapa muy vulnerable por la búsqueda de identidad y de pertenencia a un grupo.

Aunque en un principio el programa se diseñó para estudiantes de Primero y Segundo de la ESO, los promotores se dieron cuenta de que a los del primer grupo les costaba interpretar los enunciados de las preguntas, por lo que decidieron que la experiencia piloto se aplicara a los de Segundo y Tercero de la ESO.

138 preguntas en una entrevista pionera

Imagen de archivo de menores paseando por la calle. EFE/  Salas

Primero se pasó un cuestionario que evalúa el riesgo denominado PIARE y después se realizó una entrevista pionera con 138 preguntas para confirmar el riesgo detectado en ese cuestionatio.

Una entrevista con 139 preguntas cuidadosamente seleccionadas formuladas después de escudriñar toda la literatura científica nacional e internacional relacionada con la radicalización y la conducta violenta en el periodo de la adolescencia.

Según explican a EFE las tres psicólogas, las preguntas estaban relacionadas con factores de riesgo sociales, familiares, personales. psicológicos, del entorno digital…. Evaluaban un total de 32 variables.

A estas tres promotoras del estudio no les sorprendió la conclusión final: el 12 por ciento de los chavales a los que se les hizo el cuestionario presentaba algún riesgo de radicalización. Era un porcentaje más bajo incluso que el que dio Noruega tras un programa más o menos similar que se llevó a cabo tras el ataque terrorista de Utoya.

El ultraderechista Anders Behring Breivik provocó una masacre en esa isla, en un doble atentado en 2011 en el que murieron 77 personas.

Los resultados del programa no solo resultaron interesantes por lo que reflejaron de riesgo de radicalización, sino también por las respuestas y reacciones de los menores que tenían cero riesgo. «Se escandalizaban» porque pensaban que la violencia no se justificaba en ningún caso.

No pensaban así otros de sus compañeros, que justificaban el uso de la violencia «dependiendo de lo que te hagan».

La rigidez cognitiva, las ideas irracionales, la intolerancia, la incertidumbre, la baja extroversión, la baja imaginación o la alta afabilidad son factores de la personalidad que pueden convertir al menor en «carne de cañón» para los grupos de captación.

Entre los factores sociales y familiares, las preguntas se dirigían hacia la educación recibida, la comunicación familiar, las relaciones entre los allegados, los modelos a seguir… Si el menor se aísla, tiene más posibilidades de ser captado por los grupos radicales.

Las redes sociales juegan también un papel importante en la radicalización si no se tiene un pensamiento crítico y no se pone en duda todo lo que se consume en ellas. Por eso, las preguntas también dirigieron a ese ámbito, como también las encaminadas a comprobar si los chavales sentían algún tipo de presión psicológica o religiosa.

Explican a EFE las psicólogas que otras preguntas se referían a si en sus casas se tenía en cuenta su opinión, si les preguntaban por la música que querían oír, las redes que querían usar, et…. En suma, si se sentían legitimados en su propio grupo familiar o validados. No estarlo puede ser otro factor de riesgo de radicalización.

Los talleres

La muestra con la que se realizó el programa fue pequeña, 181 alumnos, de los que 22 presentaron riesgo de radicalización.

Y de esos 22, doce pasaron por un taller de riesgo con un resultado también sorprendente, ya que redujeron sensiblemente sus índices de peligro de radicalización.

Pero por los talleres también pasaron padres y profesores, con el objetivo de que aprendan a detectar esos factores de riesgo y sepan poner los medios para evitar que sus hijos o sus alumnos caigan en las garras de la radicalización, sea violenta o no.