Diego González Rivas, el cirujano que habla con palabras terapéuticas a los pacientes

"Hay que andar en el alma del paciente, tratarle con cariño y con palabras terapéuticas. Eso es la mitad del tratamiento", asegura Diego González Rivas, uno de los mejores cirujanos del mundo que ha operado a más de 10.000 personas en 138 países, principalmente con una sola incisión de tres centímetros para reducir el dolor. EFE/Diego González Rivas.

Olivia Alonso

Madrid, 12 mar (EFE).- “Hay que andar en el alma del paciente, tratarle con cariño y con palabras terapéuticas. Eso es la mitad del tratamiento”, asegura Diego González Rivas, uno de los mejores cirujanos del mundo que ha operado a más de 10.000 personas en 138 países, principalmente con una sola incisión de tres centímetros para reducir el dolor.

Con motivo de la reciente publicación de ‘Curando el mundo. Diario de un cirujano nómada’ (Plaza y Janés), este médico coruñés explica a EFE que ha reflexionado sobre la medicina en distintos países y sobre sus miedos, dudas y esperanzas en un libro que “no es de cirugía, sino de historias, de cultura y de pacientes”.

“El acto de la cirugía no es solo técnico”, asegura este doctor, al reconocer que la medicina “se ha deshumanizado” al basarse demasiado en la tecnología y se ha perdido bastante trato con el enfermo.

A él le gusta establecer “vínculos emocionales con los pacientes” y ponerse en su lugar, y como le “encantaría” tener a su cirujano disponible si le quiere preguntar algo, les da su número de teléfono para que le consulten sus dudas.

Ante las trabas, más motivación 

"Hay que andar en el alma del paciente, tratarle con cariño y con palabras terapéuticas. Eso es la mitad del tratamiento", asegura Diego González Rivas, uno de los mejores cirujanos del mundo que ha operado a más de 10.000 personas en 138 países, principalmente con una sola incisión de tres centímetros para reducir el dolor. EFE/Diego González Rivas.

Diego González desarrolló la cirugía torácica uniportal -“no quiero que a los pacientes les duela el mundo”- y fue el primero que la practicó en una operación de cáncer de pulmón. Lo hizo en 2010 en A Coruña, no sin hacer frente a muchas trabas y a la hostilidad institucional.

“En su momento fue muy duro…con personas que vieron amenazado su prestigio o gente tradicional que me llegó a decir que hacía algo ilegal”, recuerda; pero destaca que lo de tener obstáculos le hizo motivarse, crecer y “hacer ver al mundo que la técnica funcionaba”.

  A partir de ahí comenzó a mejorarla -“aprovechando el parón del confinamiento” del covid- hasta llegar a la cirugía uniportal robótica, antes de poner en marcha una fundación que, con una unidad móvil, opera en África, también con “muchas trabas burocráticas”, que el médico “lleva muy mal”.

Un cáncer de pulmón no significa muerte

"Hay que andar en el alma del paciente, tratarle con cariño y con palabras terapéuticas. Eso es la mitad del tratamiento", asegura Diego González Rivas, uno de los mejores cirujanos del mundo que ha operado a más de 10.000 personas en 138 países, principalmente con una sola incisión de tres centímetros para reducir el dolor. EFE/Diego González Rivas.

Experto en cirugía de pulmón y formador de cientos de profesionales en esta materia, González asegura que el pronóstico de este cáncer, “aunque sigue siendo agresivo y mortal en algunos casos, nada tiene que ver con lo que pasaba hace 15 años”.

“Yo doy esperanzas, un cáncer de pulmón no significa muerte”, asegura y destaca la cirugía menos invasiva y la inmunoterapia como las principales herramientas para combatirlo.

Requerido por miles de pacientes de distintos rincones del planeta, el doctor recalca que su “imposible es sacar adelante pacientes que otros cirujanos han dado por desahuciados”.

“Tengo más experiencias porque tengo más cirugías. En el centro de Shangai en el que trabajo se hacen 150 intervenciones de cáncer diarias y en España unos dos tumores al día en un hospital”, explica, para justificar ‘su lema’.

Pero detalla que sus intervenciones -algunas de casos que en otros hospitales no se han atrevido- siempre se basan en criterios oncológicos.

Sierra Leona y Gaza, dos lugares muy duros

Recuerda el continúo sobrevuelo de drones en Gaza -“una prisión al aire libre”- en la pandemia de 2020, donde se vivía “una gran tensión” y el hospital de Al-Shifa, “donde salvé la vida de un chaval” al extirparle una bala. Ahora el hospital está destruido y varios de los médicos con los que compartió quirófano muertos.

También destaca en el libro el hospital de Sierra Leona en que trabajó -“un almacén de enfermos”-, con un quirófano en el que desarrolló una “lucha infinita”, y rememora a una niña que no pudo operar en Burundi, un caso que se le clavó “como una espina”.

Pero también refiere momentos de satisfacción vividos tras extraer una llave incrustada durante más de dos años en el bronquio de una joven en la República Democrática del Congo o una costilla que una adolescente tuvo clavada en un pulmón durante diez años en Tanzania.