París, 8 oct (EFE).- El misterio del sueño y las reflexiones artísticas, filosóficas y científicas que han ido transformando nuestra comprensión del acto de dormir protagonizan la nueva exposición otoñal del museo Marmottan Monet de París, que propone repasar la representación de ese estado de inconsciencia en el arte.
Con más de 125 obras que incluyen pinturas, grabados, dibujos, esculturas, libros y hasta cómics, la exposición, bautizada ‘L’empire du sommeil’ (‘El imperio del sueño’), es pionera por ser la primera que se realiza en París sobre la práctica de dormir, una materia más amplia que la cuestión de los sueños, a la que sí se han dedicado un puñado de exposiciones en la capital gala.
«Aún no sabemos por qué todos los seres vivos que tienen neuronas, aunque ni siquiera tengan un cerebro desarrollado, duermen. Incluso las medusas duermen, las arañas duermen, lo cual es muy sorprendente», explicó a EFE Laura Bossi, neuróloga e historiadora de ciencias encargada de comisariar esta muestra junto a Sylvie Carlier, directora de colecciones del Museo Marmottan Monet.
‘L’empire du sommeil’ cuenta en especial con obras de los siglos XIX y XX -el periodo en el que se especializa esta pinacoteca del distrito 16 de París (oeste) que alberga obras icónicas de Claude Monet como ‘Impresión, sol naciente’ (1972)-, pero también manuscritos medievales y hasta un dibujo de David Hockney de hace menos de tres décadas (‘Dog Etching No.8’).
En cuanto a su disposición, se articula como un recorrido temático sobre las distintas facetas en las que los artistas han ido representando el acto de dormir, empezando por el sueño como un estado felicidad, tal y como demuestran obras como ‘Middagshvil’ (‘La siesta’) de Michael Ancher (1890), donde se ve a una muchacha descansando apaciblemente sobre el banco de un jardín.
«El modelo que duerme es el modelo ideal, porque no se mueve», bromeó Bossi al presentar este miércoles a la prensa esta exposición, que abrirá sus puertas al público mañana y se podrá visitar hasta el próximo 1 de marzo.
También aparece el sueño en la Biblia, que sirvió de excusa para traer al Marmottan Monet el cuadro ‘La embriaguez de Noé’ de Giovanni Bellini (1515), o su faceta mitológica recuperada por los artistas del Renacimiento, con representaciones de Hipnos, el dios griego del sueño.
El sueño en el amor, el arte o la muerte

El sueño y su relación con el amor y lo erótico, dormir como una puerta a la creación artística e intelectual, al igual que como una metáfora de la muerte, son otros de los hitos temáticos que repasa esta muestra.
«Incluso tenemos pequeñas secciones en la exposición que muestran que a veces los artistas han visto ciertas patologías del sueño antes que los médicos. Es el caso, en particular, de la parálisis del sueño. Es una parálisis respiratoria que (Johann Heinrich) Füssli ha pintado en el cuadro sobre ‘La pesadilla'», apuntó Bossi.
El insomnio, el sonambulismo y el sueño de los que no están cuerdos son otros asuntos que la muestra no podía dejar de analizar, con obras icónicas como el grabado de Goya ‘El sueño de la razón produce monstruos’ (1799) o ‘Nattevandreren’ (‘Autorretrato, el vagabundo de la noche’) de Edvard Munch (1923-1924).
No existen, sin embargo, demasiadas representaciones pasadas del insomnio, apuntó Bossi, ya que solo contemporáneamente se ha empezado a concebir la imposibilidad de dormir como una enfermedad, en vez de como síntoma de algún otro problema, como el duelo o la melancolía.
«Hoy tenemos una vida trepidante, horarios impuestos, tenemos ciudades donde hay siempre luz, no conocemos ya casi la verdadera noche», explicó esta experta en neurología, para explicar cómo la falta de sueño es un problema que invade nuestras sociedades, sin dejar de apuntar tampoco a la omnipresencia de las pantallas y a las obligaciones de la civilización productivista.
Pero el sueño es imprescindible no solo para la salud, sino para la memoria y para que el cerebro humano sea capaz de crear, como quiso enfatizar Bossi en esta exposición.
«Es un poco el laboratorio de nuestra creatividad», resumió.
Nerea González
