Asunción, 14 ago (EFE).- El presidente de Paraguay, Santiago Peña, exhibe la estabilidad de indicadores clave y el crecimiento económico como logros de su segundo año de gestión, pero sigue arrastrando con la histórica deuda social del país, mientras economistas y opositores advierten una alta inflación en alimentos como la carne y una «desconexión» con la realidad de la gente.
De cara a sus veinticuatro meses de gestión, que se cumplen este 15 de agosto, Peña ha destacado como significativo el crecimiento económico proyectado para este año por el Banco Central del Paraguay (BCP), de 4,4 %, en la misma racha de la expansión del año pasado de 4,2 % y del año anterior de 4,7 %.
La proyección es ambiciosa en el contexto de la estimación de crecimiento para la región, de 2 %, dada a conocer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en abril pasado.
La tasa de inflación interanual de 4 % a julio anunciada recientemente por el mismo BCP es igual un dato destacado por el ente emisor frente a la realidad de economías vecinas del Mercado Común de Sur (Mercosur) a junio: Argentina (40,6 %), Bolivia (23,96 %), Brasil (5,35 %) y Uruguay (4,59 %).
El grado de inversión otorgado hace un año por la calificadora Moody’s, con un grado de BAA3 estable, fue un reconocimiento de la estabilidad macroeconómica.
Así, la solidez de los indicadores y la disciplina fiscal que ha mantenido la economía paraguaya han sido determinantes de la gestión del gobernante junto con el progreso de algunos sectores.
No obstante, el desarrollo es desigual, ya que siguen estando excluidos gruesos sectores de la población.
«Un crecimiento económico que hoy entusiasma, pero no les llega a todos», admitió el mandatario en un discurso el pasado viernes en la ciudad de Coronel Oviedo, donde anunció que tomó la decisión «de enfrentar el problema» y que «haya más dinero en el bolsillo, que haya más comida en la mesa».
Para el economista y exministro de Hacienda Manuel Ferreira, es «muy positivo y prometedor» el manejo fiscal responsable del país «en un mundo de mucha turbulencia», pero también advirtió sobre el desafío de profundizar la institucionalidad para garantizar la seguridad jurídica a los inversores.
A su juicio, la situación de Paraguay es «bastante peculiar», porque, a pesar de que hay un crecimiento por el lado de la oferta en los sectores comercial, servicios, industrial, la gente de menores recursos afronta el problema del aumento de precios importantes en artículos de primera necesidad y sobre todo en alimentos.
«Paraguay es una sociedad en la que todavía el peso de los alimentos en la canasta es muy importante. Estamos en el porcentaje del 26 % del total de la canasta», precisó.
Mencionó que en el caso concreto de la carne los precios aumentaron de forma sostenida hasta llegar a un 22 % en la estadística interanual.
En un país orgulloso del crecimiento de las exportaciones de carne al mundo, el costo del producto en el mercado nacional ha causado tal revuelo entre los consumidores y los medios que el Gobierno anunció que facilitará las importaciones del producto de Argentina, Brasil y Uruguay.
Pero también hay problemas sociales estructurales que, según Ferreira, no están en la agenda.
Agregó que «en Paraguay los niveles de cobertura de salud, cobertura jubilatoria son muy bajos, están muy lejos de los promedios de América Latina» y son temas claves para resolver cuando hay una población, como la paraguaya, que trabaja en pequeñas empresas o en situación de «cuentapropista».
«Creo que acá hay una tarea pendiente que es enorme», subrayó.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la ocupación informal en Paraguay fue 62,5 % en 2024.
El exministro de Hacienda ha cuestionado también la forma de medir la pobreza y sostenido que rondaría el 22 % y no el 20 % como señala el Ejecutivo.
Desde la perspectiva política opositora, el senador Eduardo Nakayama ha cuestionado la «retórica» de que Paraguay «está en su mejor momento» porque, advirtió, no reflejaría lo que pasa con la población.
«Existe una desconexión del Gobierno con la realidad de la gente», sentenció Nakayama al acusar al Gobierno de tener discursos «vacíos» cuando, insistió, «lo único vacío es el refrigerador».
El congresista opinó que para atraer inversiones no es suficiente una oferta de bajos impuestos, sino garantizar la seguridad jurídica y la lucha contra la corrupción, algo que -señaló- no está ocurriendo.
«Ese debe ser uno de los principales motivos por los cuales las otras calificadoras de riesgos todavía no le han dado el grado de inversión a Paraguay», sostuvo.
Javier Aliaga