Alberto Ferreras
Puebla de Sanabria (Zamora), 16 (EFE).- Niños, personas mayores, familias enteras y otras que han dejado algún miembro en Porto (Zamora) para defender sus casas del fuego llevan dos noches durmiendo a 60 kilómetros de su pueblo, en camas plegables, en un polideportivo y pendientes de la evolución de los incendios de la Alta Sanabria.
«Salimos con lo puesto», explica a EFE Yago en su segundo desayuno en las instalaciones del Instituto de Secundaria de Puebla de Sanabria, para recordar a continuación que, en principio, el desalojo de los 1.350 vecinos y veraneantes evacuados en Porto iba a ser para poco tiempo.
Tocaron las campanas y les dijeron que cogieran lo básico pero la situación «luego se ha complicado por otro fuego», y para plantarle cara unos 170 vecinos decidieron quedarse, entre ellos Sole Bruña.
Esta vecina y propietaria del único bar del pueblo, que ahora tiene arrendado, justifica la decisión de quedarse porque «desde aquí vas a hacer poco pero si te vas no puedes hacer nada».
De hecho, los que se quedaron ayudaron a que el incendio no traspasara el río Bibey ni cruzara la carretera a unos dos kilómetros del casco urbano, ya que si lo hubiera hecho el peligro para las casas hubiera sido muy serio.
Este sábado por la mañana la situación está más calmada gracias, según reconoce a EFE, a los más de 80 efectivos de extinción que actuaron el viernes y los retenes que se quedaron por la noche.
Sin fiesta pero celebrando el patrón a distancia

Porto, el pueblo sanabrés que hace frontera con Galicia y con León, ha quedado estos días casi con tantos habitantes como tiene en invierno, pese a que en el puente de agosto su población se multiplica por diez por las fiestas de la Asunción y san Roque, que a causa de los incendios de la Alta Sanabria y los desalojos se han suspendido.
Aun así, los que han marchado a Puebla de Sanabria, la capital comarcal situada a una hora de viaje en coche de su hogar, no se han resistido a que la fiesta se quede en nada.
Por ello, este sábado por la mañana han celebrado una misa por el patrón en las instalaciones docentes en las que duermen.
Los vecinos de Porto son los más numerosos pero en el pabellón deportivo atendido por Cruz Roja también los hay de Pías, Barcajoba y Villanueva de la Sierra. En total, algo menos de dos centenares de habitantes de la Alta Sanabria zamorana después de que los de Castromil pudieron regresar el viernes por la tarde a sus casas.
Noemí, vecina de Villanueva, confiesa que está deseando volver a casa, no solo porque está «agotada», también por «reubicar a los animales», a los que no ha dejado abandonados en el desalojo.
Las noticias positivas se espera que puedan llegar a lo largo de la jornada de este sábado porque el incendio, que ha avanzado hacia la sierra, ya casi no tiene peligro para el casco urbano.
Todo preparado para el regreso

El responsable del dispositivo de evacuación de la Guardia Civil, Diego Junquera, señala que todo está preparado para que cuando se ordene el realojo se forme un convoy con los autobuses y los vehículos particulares escoltados por coches patrulla para volver a los pueblos.
Entonces habrá acabado una pesadilla que con el paso de los años en la Alta Sanabria, donde los fuegos no han provocado víctimas ni daños en casas, quedará en una anécdota del puente festivo de agosto de 2025.