Dos orejas sin peso para Fernando Adrián en tarde de más cantidad que calidad en Zaragoza

El diestro Fernando Adrián, en su faena al segundo de la tarde en la corrida de la Feria del Pilar, este miércoles en Zaragoza. EFE/Javier Cebollada

Paco Aguado

Zaragoza, 8 oct (EFE).- El diestro madrileño Fernando Adrián cortó sendas orejas de escaso peso en el festejo de hoy de la Feria del Pilar de Zaragoza, en la que la terna se extendió en faenas de mucha cantidad de pases, aunque pocos con la calidad que facilitaron al menos tres buenos toros de una corrida excelentemente presentada de la divisa de La Palmosilla.

Y uno de ellos ya fue el que abrió plaza, un hondo y serio sobrero que sustituyó al flojo titular y que embistió con una noble y templada calidad desde su salida de chiqueros hasta las manoletinas con que le cerró el trasteo Adrián, tan ligeras y tan recortadas como la mayoría de los muletazos anteriores.

Tras abrirlo de rodillas en los medios, hasta donde acudió el toro con un enclasado galope, el trabajo del madrileño consistió en hasta siete tandas de pases con ambas manos en los que raramente llegó a manejarse con el exigido temple y la sincera colocación que, aun así, no varió tan noble comportamiento.

Con todo, el hoy ya más festivo público zaragozano, que cubrió la mayoría de las localidades de la plaza, aplaudió, jaleó y agradeció con una muy generosa oreja el desigual destajismo de Adrián, aunque algo más justificada que la que luego le dieron del cuarto, el otro de los dos sobreros de la tarde, este con 618 kilos que le costó mover tras los engaños.

Tampoco esta vez se templó Fernando Adrián, al que, por esa falta de ayuda y equilibrio, se le rebrincó más de la cuenta el de La Palmosilla, incluso haciéndole pasar ciertos apuros, en otro poco redondo empeño que el tendido le premio más por la extensión que por la intención.

Otro esfuerzo deslucido fue el de Borja Jiménez con el segundo, toro hondo y con cuello que comenzó a afligirse al salir del peto y con el que el sevillano abusó de cites demasiado bruscos y un trazo sin pulso y ligero que no favoreció al animal, lo que volvió a repetir con el quinto, que tuvo más fuerzas y mucho mejor son.

Con este otro, un castaño de 600 kilos bajo, hondo y largo, Jiménez se dilató en incoherencias técnicas, encimándose más de la cuenta o intentando redondear los pases más de lo que el volumen del animal soportaba, hasta que unas rebañadas manoletinas y una estocada aguantado, cuando el de La Palmosilla se le arrancó de manera imprevista, provocaron otra populista petición de oreja, que esta vez, el presidente no accedió a conceder.

Tomás Rufo le dio las necesarias pausas al tercero, el de menos clase y empuje del sexteto, consiguiendo así que el cuajado castaño tomara al menos la tela con cierto recorrido, aunque sin la entrega suficiente para que el buen hacer del toledano hubiera llegado al tendido. Pero muchas más opciones le ofreció el fino y no menos serio sexto de la tarde, que, junto al primer sobrero, fue el otro toro de claro triunfo de la corrida.

Tras saludarlo con una larga de rodillas, el toledano se vio en apuros, aunque sin mayores consecuencias, cuando intentaba torearlo a la verónica y el toro más apretaba, problema que desapareció cuando tocaron a matar y Rufo se fue a los medios, adonde el de La Palmosilla acudió con un enclasado galope que le sirvió para abrir con emoción una faena que, tanda a tanda, luego iría decayendo.

Demasiadas pausas y un desigual planteamiento técnico y sin suficiente estructura hicieron que esa dulce embestida no acabara de fluir, salvo en un final con la derecha, más asentado y entonado, que demostró que el toro seguía manteniendo, pese a todo, su desaprovechada buena condición.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de La Palmosilla (1º y 5º, lidiados como sobreros, sustitutos de sendos hermanos devueltos por falta de fuerzas). Aunque desigual de volúmenes, fue corrida de excelente presentación, con tres toros de juego destacado por su calidad, especialmente el primero y el sexto, y otros tantos, aun manejables, de escaso fondo de raza y fuerzas.

Fernando Adrián, de espumar de mar y plata: estocada desprendida (oreja); estocada tendida (oreja tras aviso).

Borja Jiménez, de tabaco y oro; estocada baja trasera (ovación); estocada delantera perpendicular (vuelta al ruedo tras petición de oreja).

Tomás Rufo, de corinto y oro: estocada trasera caída (ovación); pinchazo y estocada corta (ovación tras aviso).

Entre las cuadrillas, Fernando Sánchez saludó en banderillas.

Cuarto festejo de abono de la Feria del Pilar, con más de dos tercios del aforo cubiertos (unos 8.000 espectadores).