Madrid, 08 oct (EFE).- Los poetas andaluces José Manuel Caballero Bonald (1926-2021) y Fernando Quiñones (1930-1998) compartían generación y amistad, pero, a partir de hoy, también homenaje, pues desde este miércoles dos placas conmemorativas les recuerdan en la fachada del edificio en el que tuvieron sus casas en la madrileña Dehesa de la Villa.

Esta iniciativa forma parte del Plan de Memoria de Madrid, pero su origen se remonta al año 2022, cuando los vecinos del propio edificio -ubicado en la calle María Auxiliadora 5- se reunieron para solicitar las placas para los dos poetas de la generación del 50 al Ayuntamiento de la capital.
Así lo ha explicado la presidenta de la comunidad de vecinos, Ana Carmen del Cano Nieto, quien ha compartido parte de la historia de una vivienda que también fue hogar de otros escritores como Francisco Brines o los ceramistas Arcadio Blasco y Carmen Perujo, cuyas obras decoran el vestíbulo del inmueble en el que ha recibido a los invitados al acto, entre ellos los familiares de los poetas y el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.
Montero no ha ocultado su emoción al recordar algunas anécdotas de quienes ha denominado como «maestros» o «amigos».
Se refiere a los poetas, escritores y ensayistas, que desde hoy quedan inmortalizados en la fachada con dos de las cincuenta placas conmemorativas que hay en la ciudad de Madrid. Caballero Bonald, autor de novelas como ‘Dos días de setiembre’ (1962) o ‘Ágata ojo de gato’ (1974) -Premio Cervantes 2012- y Fernando Quiñones, recordado por obras como ‘Vida y embarques del bribón Cantaueso’ (1983) y ‘Las mil noches de Hortensia Romero’ (1979).
«Al entrar me ha emocionado porque la primera vez que vine a esta casa era en el año 1985, cuando los jóvenes queríamos hacer un homenaje a la generación del 50», llamado ‘Palabras pasadas de un tiempo de silencio’, «en un tiempo donde vivir la literatura hacía posible vivir la ilusión por la democracia», ha rememorado.
Por su parte, el periodista Juan Cruz también ha afirmado que aunque los poetas «ya no están», «sus hijos y los amigos les han ido prologando» con encuentros que «se sedimentan con momentos como este».
Los poemas de los homenajeados han estado presentes y, en boca de Mauro Quiñones, se han escuchado algunos versos que su padre escribió en ‘Crónicas Yugoslavas’ (1997).
Lo mismo ha hecho una de las hijas de Bonald, Julia Caballero Ramis, quien además de recordar obras como ‘Dos días de setiembre’ (1962) o ‘Casa junto al mar’ (1973), ha cerrado la ceremonia con unas emotivas palabras: «Las dos casas fueron muy vividas y sería una pena que se hubiesen quedado sin estas placas porque esto una cuestión de memoria y de historia».