Tucson (EE.UU.), 10 jun (EFE).- Tribus y grupos ambientalistas libran una batalla en EE.UU. para detener una extensa explotación de cobre a cielo abierto en Oak Flat, un territorio sagrado en Arizona que -según advierten- podría convertirse en uno de los peores «desastres ecológicos» del nuevo milenio.
En una lucha de años, la tribu indígena Apache de San Carlos, junto con defensores del medio ambiente, han logrado proteger Oak Flat, un territorio a unos 97 kilómetros (60 millas) al este de Phoenix, considerado sagrado por la tribu Apache.
Sin embargo, la minera Resolution Copper, una alianza entre compañías del Reino Unido y Australia, pretende construir y operar en este territorio la mina de cobre subterránea más grande de América del Norte.
«El desastre ecológico sería muy grande, contaminando el aire, la tierra y el suministro de agua, afectando a las comunidades cercanas por décadas», dijo a EFE Henry Muñoz, minero retirado y miembro de HECHO, una organización latina defensora del medio ambiente.
«Estas compañías tienen un inmenso poder político en los Estados Unidos, por las millonarias contribuciones a campañas políticas», denunció Muñoz.
«En 2014 lograron que el Gobierno federal les entregara este territorio para su explotación, el cual forma parte del territorio de la tribu apache», explicó.
Desde entonces comenzó una batalla legal en las cortes para evitar sus operaciones, que amenazan también con contaminación del aire y el agua por la liberación de arsénico y sulfato durante la extracción del cobre.
Lucha ambiental y religiosa

La semana pasada, la Corte Suprema de Estados Unidos se rehusó a escuchar el caso sobre el derecho religioso de la tribu indígena sobre este territorio, que es utilizado para ceremonias religiosas que solo pueden llevarse a cabo en ese lugar.
Aunque fue un duro golpe para la tribu, Muñoz explicó que aún existen otras demandas que buscan detener el proyecto, incluida una que se enfoca en el impacto ecológico.
La minera planea extraer el cobre a cielo abierto mediante la excavación de un cráter de unos 2,9 kilómetros de largo (1,8 millas) y 305 metros de profundidad (1.000 pies), una enorme abertura que, según advierten los opositores al proyecto, nunca será rellenada.
«Resolution Copper pagó cuatro millones para llevar a cabo un estudio ecológico de esta región. Sin embargo, sabemos que no podemos confiar en la veracidad del mismo», afirmó Muñoz, con experiencia de 24 años en la minería.
El minero retirado advierte además del severo impacto en los acueductos, ya que la mina requiere extraer al menos 250 mil millones de galones de agua del subsuelo para operar.
«Y esa es solo la mitad del agua que requiere. Se estima que una cantidad similar será extraída de un acueducto cercano a la población de Apache Junction, donde habitan cerca de 1,2 millones de personas», explicó. También afectará a Superior, una localidad con un alto porcentaje de latinos y de nativos americanos.
El activista asegura que los estudios ambientales no han tenido en cuenta el calentamiento global ni el crecimiento poblacional.
El viernes pasado, ambientalistas solicitaron en la Corte Federal en Phoenix que se detenga la iniciativa hasta que se lleve a cabo un estudio independiente del impacto ambiental, sin embargo el juez señaló que es una solicitud «prematura».
Entre tanto, la minera Resolution Copper, que este junio divulgará los resultados de su estudio ambiental, señaló a EFE que el proyecto es crucial para el país. «Es vital para asegurar el futuro energético de Estados Unidos, sus necesidades de infraestructura y la defensa nacional mediante el suministro nacional de cobre y otros minerales críticos», indicó en declaraciones enviadas a EFE.
Subrayó que el proyecto cuenta con el apoyo de las comunidades y que aportará mil millones de dólares anuales a la economía de Arizona, además de crear miles de empleos locales.
La compañía asegura que cuenta con un plan detallado que incluye la vigilancia constante de los niveles de contaminación del agua y del aire, para garantizar que estén dentro de los márgenes establecidos por la ley.
Entre tanto, los defensores de Oak Flat buscan también el apoyo de congresistas para evitar que el terreno sea explotado.
Oak Flat es un área recreativa de clase mundial y un lugar de gran diversidad biológica, dijo a EFE Sandy Bahr, directora del Sierra Club en Arizona.
«Impulsar la explotación de estas tierras sienta las bases para la destrucción de Oak Flat», se quejó.
Recordó que Oak Flat es un lugar sagrado para los pueblos indígenas, incluidos los apaches, y que está inscrito en el Registro Nacional de Lugares Históricos como bien cultural tradicional, bajo la denominación de distrito histórico de Chi’chil Bildagoteel.
«No cejaremos en la lucha para proteger esta zona de suma importancia», afirmó.
María León
