Edel Rodríguez, el cubano que encara a Trump con su arte: «El peligro es el silencio»

Fotografía cedida por el ilustrador y director de arte cubanoestadounidense, Edel Rodríguez, de la portada que realizó a la revista Der Spiegel para noviembre 2016. EFE/ Edel Rodríguez

Washington, 21 jun (EFE).- En las portadas más reconocidas de Edel Rodríguez predomina el amarillo y el naranja, colores con los que dibuja a quien se ha convertido en protagonista habitual de su arte: el presidente estadounidense, Donald Trump. Conocido por sus agudas críticas visuales, el artista cubano se rehúsa a callar ante posibles represalias en el segundo mandato del republicano porque para él, «el verdadero peligro es el silencio».

Sus icónicas tapas para las revistas Time y Der Spiegel, que destacan en una sólida y versátil trayectoria artística, le han valido el título de «Ilustrador en Jefe» de Estados Unidos, un guiño de la prestigiosa Fast Company que reconoce el valor de su arte como testigo de la realidad del país.

Otros lo identifican como uno de los mejores activistas del arte latinoamericanos, un calificativo que a Rodríguez (La Habana, 1971) le cuesta asumir.

 «Yo no soy tan activista, yo duermo hasta las 10 de la mañana», bromea en conversación online con EFE desde su estudio en Nueva Jersey, donde echó raíces tras llegar a EE.UU. con su familia durante el éxodo del Mariel en 1980, un camino que ha contado en su autobiografía gráfica «Gusano».

Rodríguez ha transformado su protesta visual contra Trump en una suerte de marca personal, que comenzó con un dibujo de una reconocible silueta naranja y amarilla a punto de derretirse, convertida luego en un meteorito en camino destructor a la Tierra, una ola que amenaza con tragarse a Washington y una bola de demolición, metáforas que ilustran la capacidad de disrupción y la personalidad divisiva del presidente.

«No estoy en las protestas físicamente. A mí me gusta el confrontamiento de ideas, la discusión y yo lo logro con mis dibujos, con mis ideas», explica.

Opinión, no propaganda

Fotografía cedida por el ilustrador y director de arte cubanoestadounidense, Edel Rodríguez, de la portada que realizó a la revista Der Spiegel para noviembre 2016. EFE/ Edel Rodríguez

Su portada más reciente para Time de este junio representa a un Trump vociferante y con el cabello en forma de fuego de una Estatua de la Libertad rodeada de alambradas, un comentario sobre la recrudecida política antiinmigración del neoyorquino a su regreso a la Casa Blanca.

También es una prueba más de que el «ruido visual» con que el cubanoestadounidense encara al presidente no se limitó a la primera Administración del republicano (2017-2021).

«Antes, yo dibujaba más para educar al público sobre lo que Trump estaba haciendo. Ahora lo veo más como una forma de defendernos a nosotros, los latinos», reflexiona sobre los mensajes del Gobierno contra la inmigración, que según Rodríguez, lo que han conseguido es «unir a todos los latinoamericanos».

Reconocido sobre todo por su arte político -a pesar de su versatilidad-, el ilustrador y director de arte rechaza la etiqueta de propaganda en su labor.

«Yo creo que por haber nacido en Cuba siempre miro a todo lo que es propaganda con sospecha. No quiero ser un propagandista, quiero ser más un periodista. (…) Y para mí un artista dando su opinión y pintando no es propaganda», zanja.

Del papel a las calles

Fotografía cedida por Mecky Creus donde aparece el ilustrador y director de arte cubanoestadounidense, Edel Rodríguez. EFE/ Mecky Creus

Cuando comenzaron las protestas masivas contra Trump en 2017, decenas de personas pidieron permiso a Rodríguez para usar sus obras en las pancartas. El ‘sí’ de Rodríguez fue inmediato: «Mi arte es un producto de la sociedad, que puede hacer de él lo que quiera».

«Me gusta la forma en que mi arte entra en la cultura popular. Que cambien el formato y que la gente salga para la calle con algo que los represente», advierte el artista, que publicó en abril en sus redes sociales imágenes de manifestantes con carteles donde reinterpretaban sus ilustraciones, en las protestas recientes contra Trump.

Es su manera de contribuir, afirma. «El cambio no viene porque yo haga un dibujo. El cambio viene por la sociedad que ya llega a un punto donde ya no puede más. Y ahí, de un día al otro, cambia la cosa. Nosotros estamos para documentar».

Un arte sin miedo

Ser uno de los críticos visuales más prominentes de Trump podría exponerlo a represalias de una Administración que ya ha comenzado a dar pasos en contra de los que ve como opositores. Rodríguez se resiste a dejarse atemorizar, aunque reconoce que incluso las revistas han comenzado a ser más cautas en sus publicaciones, algo que sin embargo lo empuja a seguir dibujando.

«No tengo miedo al riesgo porque cuando tú dejas todo atrás y te montas en un bote con tu familia, ya tú no tienes miedo a nada. (…) El peligro es el silencio, que es lo que mata la sociedad, porque en ese espacio es donde entra la dictadura. ¿Cómo voy a tener miedo aquí? Si yo quiero dictadura, me voy para Cuba», señala.

Yeny García