Redacción Centroamérica, 25 may (EFE).- Hubo un tiempo en el que los escritores latinoamericanos necesitaban publicar con alguna gran editorial de España para luego ser distribuidos por el resto de países de habla hispana, una realidad que ha cambiado con la proliferación de las editoriales independientes, que publican a los autores dentro de sus fronteras sin poseer los derechos globales de la obra, además de la expansión del libro electrónico.
La colombiana radicada en Nueva York Andrea Montejo, fundadora en 2007 de la agencia literaria Indent, y la mexicana Mayra González, directora literaria en la multinacional Penguin Random House, participaron esta semana en Guatemala en el festival Centroamérica Cuenta, y coinciden en dos entrevistas por separado con EFE en destacar la importancia de las editoriales independientes y el libro electrónico en su labor de puente en la literatura en español.
Montejo, que antes de fundar Indent trabajó durante unos cinco años en la editorial Harper Collins, siendo una de las editoras fundadoras de Rayo, el sello latino y bilingüe de la compañía, explica que cuando creó la agencia literaria, hace 18 años, la realidad editorial en Latinoamérica era muy diferente a la de ahora.
Acudió en sus inicios al Hay Festival de Bogotá, que en 2007 se celebraba por primera vez, y allí se empezó a dar cuenta de que existían fronteras editoriales: “Ah, mira, el autor guatemalteco no ha leído al colombiano y el argentino no ha leído al costarricense”, se decía, y es que “los libros no estaban viajando”, y aunque algunos estaban publicados por multinacionales, “esos libros no estaban llegando a los otros lugares”.
“Entonces, empecé a pensar mucho, como en esta idea de no me inventé la rueda ni mucho menos, pero como que la idea es que los contratos reflejen la realidad del libro. Entonces, si una editorial quiere publicar solo en Colombia y el autor, solo le dé salida para Colombia, pues que el contrato refleje eso, y más bien hacer nosotros el esfuerzo de encontrar editoriales independientes que puedan publicar en otros territorios”, explica Montejo.
Una estrategia que, añade, supone “un trabajo larguísimo, es un trabajo difícil, no todas las independientes pueden abarcar toda la literatura latinoamericana de todos lados, pero las independientes tienen esa fuerza y esas ganas que mantienen esos libros vigentes durante mucho más tiempo que las multinacionales”.
Entonces en su agencia, añade, comenzaron a armar un “mapa a partir de independientes y eso sí que empezó a hacer circular mucho más los libros y hacer circular los nombres y hacer circular también en España, de hecho”.
Y otro aspecto que ayudó respecto a sus inicios, es que “el libro electrónico ya es normal y alguien se baja un libro electrónico en donde sea”, sin ningún límite geográfico: “Claro, todos preferimos los libros en papel, pero no deja de ser como una herramienta importante para ser leído en otros partes”, asegura Montejo.
El mapa de las lenguas

Mayra González cree que, aunque “sigue siendo el sueño de quien escribe en español llegar a los lectores de ese lado del charco”, en referencia a España, aclara que “cada vez más, esa ambición pasa por cruzar y llegar a ser leídos en los países latinoamericanos”, con el escritor argentino que ansía ser leído por mexicanos o la escritora mexicana que desea ser leía en Colombia.
Y “en cuanto a la distribución en sí, me parece que el crecimiento de proyectos editoriales independientes ha permitido que una obra llegue a distintos territorios, con distintas firmas, y eso ha mejorado mucho la salud de la industria y creo que Latinoamérica está cada vez mejor comunicada en ese sentido”, asegura también González.
Además, según advierte la directora literaria de Penguin Random House, “la cantidad de obra que se está produciendo hace que sea muy complicado que pueda caber en las librerías de cada país y a los lectores hay que seducirlos de uno en uno”.
“Afortunadamente, los formatos electrónicos están permitiendo que las obras viajen por todos los países y, otra cosa, la enorme cantidad de festivales y ferias en el mundo de habla hispana está ayudando a esta interconexión. Sí, es cierto, a veces los autores viajan a dichos festivales con unos pocos ejemplares o, peor, y pasa, sin ejemplares de su obra, pero abren puertas para generar lectores en países distintos a los suyos”, explica González.
Así, en el caso particular del grupo editorial Penguin Random House en el que trabaja, y sabedores de que “lo fértil de la literatura en nuestros países es una alegría, pero un reto enorme” también, desde hace unos años cuentan con el proyecto del ‘Mapa de las lenguas’, con el que pretenden a través de una selección de su catálogo de autores en español “traspasar el ámbito nacional y situarse en un mapa sin confines, sólo delineado por el lenguaje”.
“El Mapa incluye a una selección anual de autores, pero invita a que, conociéndolos a ellos, se sumen lecturas de otras plumas parecidas, de otras plumas de las mismas regiones y con preocupaciones similares”, afirma.
Moncho Torres
