Eduardo Lago: «El mito de Robinson Crusoe supone liberarse de todo y olvidar las ataduras»

Foto de archivo de Eduardo Lago (c). EFE/Miguel Rajmil

Málaga, 3 jun (EFE).- El escritor Eduardo Lago considera que el mito de Robinson Crusoe «es como liberarse de todo, el sueño de desaparecer y de ser uno mismo, olvidándose de todas las ataduras, porque todos vivimos en circunstancias que nos tienen atados en nuestras propias vidas».

Lago presenta este martes en el Centro Andaluz de las Letras, en Málaga, su última novela, ‘La estela de Selkirk’, publicada por la editorial Galaxia Gutenberg, que fue el resultado de un largo viaje que emprendió por distintos lugares, algunos remotos y exóticos.

«Uno, cuando viaja, en el fondo lo hace para encontrarse a sí mismo, y para encontrar el sentido de la vida y el destino y la función del arte de verdad», afirma en una entrevista con EFE el escritor, ganador del Premio Nadal y del Nacional de la Crítica.

Esta nueva novela surgió cuando, durante un viaje por Oriente Medio, entró en un café de un puerto árabe y se encontró con un ejemplar atrasado del ‘New Yorker’.

Un archipiélago en Chile

«Me pregunto qué hacía esa revista tan sofisticada en un lugar como aquel. Vi un reportaje sobre un archipiélago frente a las costas de Chile, en el Pacífico sur, y se me metió en la cabeza que debía ir allí», explica Lago en referencia al archipiélago de Juan Fernández.

Le costó dos años conseguir llegar a sus dos islas, «una a mil kilómetros de la costa y otra a 20 horas mar adentro, pero hay que llegar en una lancha».

Esas dos islas son Más a Tierra y Más Afuera, conocidas hoy como Robinson Crusoe y Alejandro Selkirk, y hasta que Lago logró visitarlas vivió «una serie de aventuras que fueron el origen de la novela».

«El reto especial consistía en que, al ser una novela, no me la podía inventar. Cuando escribes una novela, es lo que la imaginación te dice, pero como me habían ocurrido cosas extraordinarias, quise provocar lo mismo».

Historias fascinantes

Por ejemplo, pasó en Berlín tres meses «y no pasó nada», y como quería «ser fiel a la premisa de no inventar nada», tuvo que regresar a la capital alemana un año después y, entonces sí, encontró «historias fascinantes» que pudo usar «conforme a la ley establecida para esta novela».

Además de Berlín, pasó por otros lugares como Hydra, Lisboa, el Báltico, Goa, Macao o la Selva Negra, pese a que inicialmente quería que sus destinos «fueran solo islas».

Alejandro Selkirk fue un pirata escocés que en el siglo XVIII publicó la crónica de los cuatro años que pasó como náufrago en Más a Tierra, un texto en el que se inspiró Daniel Defoe para escribir ‘Robinson Crusoe’.

«Este es un viaje muy literario, porque la novela está llena de guiños literarios que quizás se escaparán a muchos lectores, ya que están muy escondidos».

Lago fue descubriendo la historia a medida que viajaba, y en Berlín le hablaron de un personaje real, «un profesor de la Universidad de Greifswald, en el Báltico, que dejó la enseñanza, se convirtió en constructor de barcos, se lanzó al mar en busca de aventuras y acabó en una isla frente a las costas de Galicia».

Un viaje a sí mismo

«En el fondo, esto era un viaje a mí mismo. Sigo sin descubrir todavía qué locura se apoderó de mí cuando vi ese reportaje y tuve el deseo de llegar a un lugar remoto que era imposible. La primera sensación al llegar allí era que había cumplido el objetivo y ya podía morir, y después me quedé con el reto de escribir la novela».

El escritor ha vivido durante cuarenta años en Nueva York, donde dirigió el Instituto Cervantes entre 2006 y 2011, pero cree que «ya va siendo hora de volver a España» después de haberse jubilado recientemente como profesor universitario.

«Nueva York es la ciudad más fascinante del mundo, un volcán de energía, y la gente que vive allí te transmite esa energía de una manera estimulante», asegura Lago, que ya avanza que está trabajando en su siguiente novela, que le servirá para despedirse de esa ciudad, algo que le va a «costar mucho trabajo».

José Luis Picón