El Cairo, 19 ago (EFE).- Un nuevo convoy de ayuda humanitaria cruzó este martes desde Egipto hacia el paso terrestre de Kerem Shalom, controlado por Israel, para «aliviar el sufrimiento» de la población gazatí, mientras los mediadores esperan la respuesta israelí a un nuevo plan de tregua, aceptado por el grupo islamista Hamás.
Según fuentes oficiales egipcias, decenas de camiones cargados de aceite, azúcar, arroz, harina, así como alimentos enlatados y suministros para refugio empezaron a llegar desde primera hora de la mañana a Kerem Shalom, donde serán inspeccionados por las autoridades israelíes antes de autorizar su ingreso al enclave palestino.
Se trata del decimoctavo convoy que envía Egipto a Gaza desde que Israel volvió a permitir el ingreso de ayuda en la Franja a finales de julio, y «algunos de sus camiones no han podido descargar los productos desde la madrugada», dijo el canal de televisión egipcio Al QaheraNews, cercano a los servicios de inteligencia del país norteafricano.
Según sus autoridades, El Cairo ha enviado 1.288 camiones cargados de alimentos y medicina a los gazatíes a través de Kerem Shalom desde el 27 de julio, un promedio de 64 camiones al día, lo que el ministro de Exteriores egipcio, Badr Abdelaty, consideró el lunes «absolutamente insuficiente» y culpó de ello a la «intransigencia» israelí.
Para Abdelaty, se necesita ingresar en Gaza entre 700 y 900 camiones al día para afrontar la situación humanitaria en el enclave, que calificó de «muy complicada», «catastrófica» y «tragedia humanitaria».
Más de 62.000 personas han muerto en Gaza desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, cientos de ellos en las últimas semanas mientras se disponían a obtener ayuda alimentaria, y otras decenas por falta de alimentos, en su mayoría niños.
Egipto, Catar y Estados Unidos, que median entre Israel y Hamás, esperan la respuesta del Gobierno israelí a una nueva propuesta que ofrecieron a ambos bandos y que fue aceptada ayer por la formación palestina.
Según los mediadores, el nuevo plan estipula una pausa de 60 días durante la que Hamás libera a diez rehenes vivos y 18 cadáveres de israelíes a cambio de un número de presos palestinos, entre otros puntos.
Durante ese tiempo, Hamás congelará sus actividades militares e Israel va a replegar sus tropas en Gaza para permitir el ingreso y la distribución de ayuda a los civiles, mientras continúan las negociaciones para un acuerdo global para el fin de la guerra.