Madrid, 30 may (EFE).- El 64 % de la población española, aproximadamente 31,2 millones de personas, respiró durante 2024 aire contaminado por encima de los límites legales que establece la nueva directiva europea, aún sin transponer en España, y que exige niveles más estrictos de calidad del aire para cumplir antes de 2030.
Así lo ha revelado el portavoz de Ecologistas en Acción, Miguel Ángel Ceballos, durante una jornada organizada por la ONG para analizar los retos que plantea esta nueva normativa en cuanto a información, control y reducción de la contaminación, tanto para las administraciones como para empresas y ciudadanía.
La directiva fue aprobada en 2024 por la Unión Europea con nuevos límites para los contaminantes que, “aunque no alcanzan los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), suponen un paso hacia delante al reducir a la mitad los valores vigentes actuales”, ha subrayado Ceballos.
Efectos en la salud
Durante la jornada de este viernes, la organización ecologista ha recordado que las últimas estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) elevan a 300.000 las muertes prematuras asociadas a contaminación atmosférica en Europa, 20.000 de ellas en España.
La contaminación del aire es la segunda causa de cáncer de pulmón y cánceres respiratorios después del tabaco y se calcula que los costes derivados de esta enfermedad superan los 100.000 millones de euros anuales en la región europea, ha cuantificado la portavoz del Instituto de Salud Global, Carolyn Daher, en su intervención.
Además, la mala calidad del aire también provoca importantes daños en la vegetación: “83.000 kilómetros cuadrados del territorio español superan los niveles de ozono establecidos para su protección”, lo que perjudica a los bosques, reduce el rendimiento de los cultivos y afecta negativamente a los ecosistemas, según Ceballos.
Sobre la nueva directiva
La nueva directiva fija límites más estrictos para contaminantes “clave” como las partículas finas (PM₂,₅) y partículas inhalables (PM₁₀), así como para el dióxido de nitrógeno (NO₂) y el ozono troposférico (O₃).
Entre los cambios figura la inclusión de revisiones periódicas cada cinco años para garantizar que los últimos conocimientos científicos guíen las decisiones y obliguen a los Estados miembros a elaborar planes de calidad del aire y hojas de ruta para reducir la contaminación en las zonas donde se superen los valores límite.
La normativa, además, endurece los niveles de evaluación e introduce algunos nuevos contaminantes a medir, demanda la instalación de estaciones de medición más completas en “superemplazamientos” y refuerza la colaboración entre países para hacer frente a la contaminación del aire de forma coordinada, ha detallado el jefe del área de calidad del aire del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), David Cáceres.
“No hay tiempo que perder” en el calendario que marca la nueva directiva, según los participantes en la jornada, ya que tiene que ser transpuesta antes del 11 de diciembre de 2026.
Para ello, los Estados europeos deben tener la hoja de ruta lista antes del 31 de diciembre de 2028 y los estándares establecidos en marcha antes del 1 de enero de 2030, ha añadido la responsable de calidad del aire y ruido de la Oficina Europea de Medio Ambiente, Margherita Tolotto.