Javier Herrero
Madrid, 18 sep (EFE).- Músico, compositor, intérprete y, como productor, colaborador necesario de algunos de los mejores discos de Kiko Veneno, Silvia Pérez Cruz o Rodrigo Cuevas, Raül Refree ha depositado en un libro sus bases sobre el acto de crear, marcadas por la libertad, la búsqueda y la necesidad del ego.
En una charla con EFE, explica que «el ego es una especie de flotador cuando las aguas están muy revueltas», y cita uno de los casos más claros en que hubo de echar mano de él para afrontar el que, a la postre, fue uno de sus proyectos más aplaudidos: ‘Los Ángeles’ (2017), el debut de Rosalía.
«Todo el tiempo estábamos tanto ella como yo en una cuerda floja, porque andábamos reinterpretando materiales antiguos desde un punto de vista muy contemporáneo y yo casi que aprendí a tocar la guitarra flamenca para ello. No teníamos a nadie que nos dijera: ‘Buah, es buenísimo’. Eso, si no crees en ti mismo, no sale», rememora.
Este jueves se ha puesto a la venta ‘Cuando todo encaja. Apuntes sobre creatividad’ (Debate), su ensayo sobre la música en el que encontró «cosas que no esperaba»: «Que he dado cierto discurso musical, una manera de entender, y eso me ha dejado tranquilo respecto a la urgencia que tenía con 20 años de encontrar algo en la música», reflexiona.
Escribe Raül Fernández (Barcelona, 1976), apodado Refree desde la adolescencia, que su mayor preocupación con este arte es que «todo pueda ser escuchable cuando ya no esté». «Puede sonar pretencioso, pero esa presión autoimpuesta ha provocado que hiciera las cosas desligadas del tiempo en que vivimos», desarrolla.
El no aceptar «ni la repetición ni el automatismo» y entender esta profesión como «un oficio artesanal» le hace renegar de la IA («Debería probarla más, pero me da mucha pereza», reconoce) y lo ha llevado a afrontar cada proyecto sin pauta ni método, sin prejuicios también, entendiendo la creación como juego.
«He visto gente increíble desmontarse en el estudio por esa sensación de inseguridad, de no conocer el terreno y no atreverse, voces alucinantes delante del micrófono que han dicho que no podían cantar algo», admite, sin desvelar nombres.
Para él, «crear no significa hacer las cosas bien ni mal, aunque nos han metido en la cabeza que tienes que saber lo que vas a hacer y ser consciente de que hay que saber utilizar unas herramientas». «Para mí es afrontar el proceso pensando que no sabes nada en realidad, olvidar lo que has aprendido y ser otra vez un niño», subraya.
Como ejemplo, cita a Kiko Veneno. «Me ha influido hasta a nivel personal de una manera importante. No he conocido a nadie con una trayectoria tan amplia y un discurso tan potente que tenga tan poco miedo a reinventarse todo el tiempo».
Niño de Elche, Guitarricadelafuente, Amaia… Son muchos los artistas con los que ha colaborado y con los que ha hecho hallazgos. «Trabajar con alguien significa ver a dónde puedes ir solo con esa persona; acostumbran a ser lugares que no son cómodos, aunque muchas veces haya aprendido a esconder mis inseguridades para no trasladarlas al otro», confiesa.
Inmediatamente corrige que «tampoco es obligatorio pasar por situaciones duras para que salgan las cosas bien» y cita ‘Manual de cortejo’ con Rodrigo Cuevas como «un disco muy plácido, donde todo salió muy rápido y con un ambiente fabuloso».
Con cada logro, mayor exposición pública, aunque él se diga «super cómodo en el segundo plano», y también más proclive a la crítica, como le pasó precisamente con ‘Los Ángeles’ y su manera de enfocar el flamenco.
«Se me ha criticado mucho sobre todo desde un punto de vista muy ortodoxo de algunas músicas, porque he hecho una reinterpretación de géneros tradicionales con mucho purismo. Pero pienso que un género está vivo y va a sobrevivir cuando tiene gente que quiere mantener las cosas como eran en un momento concreto y otra que tensa y difumina los límites para ir hacia otros lados», defiende.
Agrega asimismo que a veces, sobre todo hace años, le achacaban que se notara su firma cuando trabajaba como productor: «Si me vienen a buscar a mí, es porque quieren trabajar conmigo; otros productores son más transparentes. Para mí tener sello propio es algo que me enorgullece. Cada disco en el que trabajo, lo vivo como parte de mi trayectoria y no me involucro menos en una producción que en un disco propio», insiste.