Iván Martín
Málaga, 8 ago (EFE).- El alga asiática o ‘Rugulopterix okamurae’ sigue con su proceso de invasión por noveno verano consecutivo en Andalucía, región en la que ha colonizado cuatro de las cinco provincias costeras -Cádiz, Málaga, Granada y Almería- y solo ha encontrado problemas para asentarse en Huelva.
Este organismo se detectó por primera vez en Europa durante el año 2002, en Francia, en 2015 se asentó en Ceuta, y en 2016 aprovechó para expandirse a ambos lados del Estrecho de Gibraltar hasta invadir gran parte de la costa peninsular, donde los expertos achacan su llegada al agua de lastre que contienen los barcos provenientes del Océano Pacífico, lugar del que es originaria.
El litoral andaluz ya había vivido tres intentos de invasión por parte de distintas especies de algas, pero la actual es la que más daño ejerce sobre las aguas sureñas, ha explicado a EFE la catedrática del departamento de Botánica y Fisiología Vegetal Universidad de Málaga María Altamirano Jeschke.
Actualmente existe una presencia inmensa de alga asiática en la parte occidental de la provincia de Málaga y en Cádiz, donde se retiraron 10.000 kilos a finales de julio en el municipio de La Línea de la Concepción.
Respecto al estado de las otras provincias andaluzas, la experta ha detallado que Huelva cuenta con el factor de los fondos arenosos que no son favorables a esta alga; Granada está invadida en gran parte, y Almería cuenta con una amplía representación en Aguadulce, Roquetas de Mar y el Parque Natural de Cabo de Gata.
Altamirano ha destacado la homogeneización del fondo marino en cuanto a las algas, un ecosistema que, en líneas generales, ha reducido su diversidad en algunas zonas en hasta un 95 por ciento.
También ha señalado la capacidad que tiene este organismo para asentarse sin necesidad de anclarse al fondo, lo que le permite estar presente en aguas suspendidas. En situaciones como la de Huelva puede ser perjudicial si esta alga logra instalarse sin necesidad de aferrarse al suelo.
Retirarlas con precaución
Ante la creciente expansión de la especie, recientemente se ha publicado el manual de intervención de la Junta de Andalucía para esta invasión que recoge cómo se debe tratar y los usos a los que se deben destinar los ejemplares que se retiran de las playas.
Sobre el fin que podrían tener estas algas, Altamirano ha resaltado la reutilización que se realiza en Melilla, donde los ejemplares retirados se emplean para generar energía y contribuir a la economía circular.
Según la catedrática, es imprescindible «inactivar» los ejemplares retirados para evitar que persista la invasión y poder reutilizar esa biomasa para usos similares a los que se aplican en Melilla para revertir un problema en un beneficio.
Un perjuicio para la pesca
La actividad pesquera se ha visto afectada por la expansión de esta especie que se ha convertido en multitudinaria y actualmente complica las prácticas artesanales y, en su mayoría, los trabajos de arrastre.
Las algas dificultan el acceso de los peces a las redes de pesca y obligan incluso a los pescadores a tener que sacarlas a la superficie para deshacerse de ellas y después reparar sus herramientas de trabajo.
Por el perjuicio que les causa el alga asiática, los pescadores tratan de librarse de ellas en un lugar seguro, como en el puerto, pero la premura de su trabajo hace que en muchos casos las arrojen en distintas zonas donde desarrollan su actividad, lo que aumenta la dispersión e invasión de la especie.