Roberto Ruiz Oliva
Sevilla, 13 ago (EFE).- Un cartel con la imagen de la Macarena informa en la puerta de su icónica basílica a hermanos y devotos, también a vecinos, turistas y curiosos, de que una de las imágenes más queridas y emblemáticas de Sevilla, cuya importancia trasciende a lo religioso, permanece desde este miércoles retirada del culto.
Aunque la imagen sigue en dependencias de la basílica, un proceso de restauración la mantendrá al menos los próximos tres meses -en función de cómo avance y de si se encuentra alguna patología- fuera del imponente espacio que normalmente ocupa en el altar mayor.
En su lugar, quienes acceden desde este miércoles al templo encuentran una imagen bien distinta, al Cristo de la Sentencia: «El Señor está muy bien ahí también, pero claro, falta ella», comenta a EFE Ricardo, uno de los miembros de la Hermandad, al que se le hace «raro» no ver en su camarín a la virgen.
Este hermano considera que la restauración a la que se va a someter la imagen es más que «necesaria»: «Lo hemos decidido así y ahora hay que tener paciencia, confiar en los técnicos y en los expertos, que todo vaya adelante, el tiempo que haga falta. Espero que termine muy bien. Estos ratos que hay que saberlos pasar», añade con cierta pesadumbre.
Otra devota, Mari Ángeles, era consciente de que la virgen ya no estaría desde este miércoles en el templo pero aun así no ha dudado en visitar la basílica: «Soy de la parte de Huelva, pero siempre vengo a la iglesia porque mi marido es de aquí, de la Macarena. Me ha resultado raro no encontrármela pero igualmente he rezado por mis hijos y mis nietos», explica.
Polémica intervención

Como otros muchos fieles, ella siguió con atención todo el «jaleo» por las polémicas intervenciones hechas a la virgen el pasado junio, entre ellas la colocación de las pestañas de una forma distinta a la habitual, que despertaron gran rechazo por parte de muchos hermanos.
En un multitudinario cabildo extraordinario, la Hermandad decidió acometer una restauración más intensa y ambiciosa, como la emprendida ahora bajo la dirección del conservador Pedro Manzano, en coordinación con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), y con el objetivo de devolver a la imagen su aspecto anterior a la polémica intervención.
Mucho más allá de la devoción religiosa, la Macarena y su basílica representan en la capital andaluza, en el barrio del mismo nombre, un centro de interés cultural y turístico, como atestiguan los 1,2 millones de visitas que recibió, según la última medición facilitada por su Hermandad.
«Mi amiga viene de fuera y quería que viera a la Macarena. Me da un poquito de impacto que no esté. Me casé en esta iglesia y tenía el interés de que ella viese a la virgen, que para mí es algo muy importante», señala por su parte Carmen, vecina de la zona.
Una restauración necesaria

María del Mar, una turista llegada desde Canarias se había acercado durante su visita a Sevilla para ver a la virgen: «Me ha sorprendido que no estuviera en la basílica, aunque sabía que existe polémica por la restauración de hace un mes y medio aproximadamente».
«Nos vamos mañana, con lo cual no podré verla, pero bueno, también es lógico que si realmente no les había gustado la restauración y quieren ver la imagen anterior, en algún momento tengan que retirarla», ha indicado.
Ya dentro del templo, los visitantes -en agosto, en plena ola de calor y sin la imagen de la virgen muchos menos de los habituales- se entremezclan con devotos que rezan desde las primeras bancadas.
Uno de ellos comenta a EFE que, ahora sin la Macarena expuesta al culto, solo le queda «el consuelo» de pedirle a la fotografía de la Macarena que recoge, a los pies del altar mayor, un cartel informativo idéntico al que se ha colocado a la entrada del templo.
También aprovecha para quejarse precisamente de la imagen que se ha proyectado -especialmente fuera de Sevilla- de la preocupación que las polémicas intervenciones provocó en muchos devotos: «Hay que sentir esta fe para entenderla», añade en voz baja -pero tajante- este fiel que prefiere no facilitar su nombre.
Mientras tanto en la basílica, con el camarín ocupado por Jesús de la Sentencia y esa fotografía cercana que recuerda la ausencia en el templo de la virgen, la espera se mide en oraciones y en la esperanza de que, cuando regrese, la Macarena volverá a ser el centro de todas las miradas.