El apagón aviva el debate sobre el peso de las renovables y el papel de las nucleares

Imagen de ayer miércoles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), sentado entre la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (2i), y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (2d), presidiendo una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional en el Complejo del Palacio de la Moncloa, dos días después del apagón eléctrico registrado en toda la península ibérica. EFE/ Fernando Calvo/Pool Moncloa SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Madrid, 1 may (EFE).- El apagón del pasado lunes, ese inédito ‘cero’ (corte total del suministro), ha suscitado ya varios debates, entre ellos si el creciente peso de las renovables hace más vulnerable el sistema, si conviene alargar la vida útil de las centrales nucleares o, incluso, si el operador, Red Eléctrica, debe ser totalmente público.

A la espera de conocer con exactitud las causas y si la responsabilidad fue del operador, de alguna compañía eléctrica o resultado de un ciberataque, los expertos coinciden en que el sistema eléctrico ha cambiado radicalmente en los últimos años con la incorporación masiva de parques eólicos y solares, el menor peso de las centrales de ciclo combinado (de gas) y la práctica desaparición de las plantas de carbón y fuel.

En el momento del apagón, casi el 55 % de la demanda eléctrica en el sistema peninsular se estaba cubriendo con la aportación de parques solares fotovoltáicos, el 10 % con energía eólica y algo menos del 5 % con instalaciones solares térmicas, es decir, en torno al 70 % procedía de tecnologías no gestionables.

Entre las tecnologías gestionables, la generación nuclear y la hidráulica rondaban el 10 % cada una y los ciclos combinados apenas aportaban un 3 %.

Las centrales de gas o las presas hidráulicas son gestionables porque se pueden regular a voluntad, pero los parques eólicos o solares dependen de la intensidad del viento y el sol.

La demanda, justo antes del apagón, rondaba los 25.000 megavatios, un consumo moderado para esa hora.

Para que el sistema funcione adecuadamente (que la tensión ronde los 400 kilovoltios y la frecuencia, los 50 hercios), la oferta y la demanda de energía eléctrica deben coincidir en cada momento, un encaje que corresponde a Red Eléctrica.

Según Jorge Sanz, que fue presidente de la Comisión de Expertos para la Transición Energética y dirige ahora la consultora Nera, Red Eléctrica debe disponer de centrales que permitan aumentar o reducir la energía vertida a la red en función de posibles desequilibrios.

Sanz subraya que no todas las tecnologías ofrecen las mismas prestaciones para abordar ese cometido. La solar y la eólica tienen “muy poco margen de respuesta”, mientras que las centrales hidráulicas y las de gas permiten una reacción más rápida.

Las centrales térmicas o hidráulicas cuentan con generadores ‘síncronos’, que mantienen una velocidad de rotación constante y permiten un control más preciso del voltaje. Las plantas fotovoltaicas y los parques eólicos son ‘asíncronos’

Con estos condicionantes, algunos expertos creen que el elevado peso de las centrales menos gestionables hacen más vulnerable el sistema.

Jordi Sevilla, exministro y expresidente de Red Eléctrica, se refería recientemente a esta cuestión en un artículo publicado en el diario Cinco Días.

“En la última década se ha producido una revolución en la generación eléctrica hasta el punto de que las energías renovables ocupan ya la mayoría del mix energético. Esto tiene impactos muy positivos sobre las emisiones de CO2, el abaratamiento del precio eléctrico y el aumento de la autonomía nacional, pero tiene un problema técnico: fotovoltaica y eólica no son energías síncronas”, apuntaba.

Sevilla añadía que “un exceso de generación renovable en el sistema puede conllevar fuertes oscilaciones de tensión en la red que causen pérdidas de generación”, ya que algunos generadores están diseñados para funcionar dentro de unos márgenes. En caso contrario, se desconectan de forma automática para protegerse.

De hecho, según Red Eléctrica, justo antes del apagón se registraron dos pérdidas de generación consecutivas en el suroeste de España, probablemente de instalaciones solares. La primera se pudo superar, pero la segunda provocó una oscilación que resultó incontrolable.

Al respecto, Jorge Sanz considera “plausible” que se produjera una desconexión automática de centrales por un aumento de la tensión en la red.

La Unión Española Fotovoltaica (Unef) recalcó el martes que las plantas solares no se desconectaron voluntariamente.

En varias entrevistas concedidas durante las últimas horas, la presidenta de Redeia (matriz de Red Eléctrica), Beatriz Corredor, ha desvinculado el apagón de la elevada penetración de las energías renovables y ha recalcado que el sistema ha funcionado con normalidad con una aportación aún mayor de esas tecnologías.

Con todos estos elementos sobre la mesa, Sanz se plantea dos preguntas complementarias: “¿Había centrales fáciles de gestionar conectadas en ese momento? ¿Existía más producción no gestionable de la compatible con la seguridad del suministro?”

Para averiguar la causa de lo ocurrido, este miércoles celebró su primera reunión la comisión multidisciplinar creada por el Gobierno, que cuenta con representantes de varios ministerios y de organismos como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe).

La comisión analizará los datos y mediciones reclamados a Red Eléctrica y a las compañías eléctricas, e incluso podrá visitar sus instalaciones.

Al margen de cuestiones técnicas, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha puesto sobre la mesa el debate sobre la propiedad del operador del sistema.

En su opinión, Red Eléctrica debe ser cien por cien pública. En la actualidad, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) tiene una participación del 20 % en su capital.