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El aumento de las temperaturas se asocia con un mayor consumo de azúcares añadidos

Imagen de archivo de una exhibición de postres y helados en Guadalajara, Jalisco (México). EFE/ Francisco Guasco

Redacción Ciencia, 8 sep (EFE).- La subida de las temperaturas tiene múltiples efectos y algunos poco evidentes. Un estudio indica que el calor puede agravar el consumo excesivo de azúcares añadidos porque lleva a tomar bebidas y postres helados con alto contenido en azúcar.

El consumo de azúcar añadido está asociado positivamente con temperaturas comprendidas entre los 12 y los 30 grados centígrados. Por cada grado de aumento dentro de ese rango, la ingesta se incrementa en 0,70 gramos por persona y día, indica un estudio encabezado por la Universidad de Cardiff (Reino Unido).

El estudio que publica Nature Climate Change analizó el impacto del clima en el consumo de azúcares añadidos en Estados Unidos entre 2004 y 2019 y se observó que el efecto era mayor entre los hogares con niveles más bajos de ingresos o educación.

Los investigadores analizaron los datos de compra de alimentos de los hogares estadounidenses en el periodo escogido y los compararon con los datos meteorológicos de la región, incluyendo la temperatura, la velocidad del viento, las precipitaciones y los niveles de humedad.

El calor puede aumentar la necesidad de hidratación, ya que un metabolismo más alto incrementa la pérdida de agua, lo que suele llevar al consumo de bebidas azucaradas, como refrescos o zumos, y postres helados, como helados y sorbetes.

Como resultado, “el cambio climático podría agravar el consumo excesivo de azúcares añadidos, con consecuencias críticas para la salud, especialmente en países y regiones acostumbrados a consumir alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar”, escriben los investigadores.

Los autores también proyectaron que podría producirse un aumento a nivel nacional del consumo de azúcares añadidos de hasta 2,99 gramos al día para 2095, con un mayor riesgo para determinados grupos, entre ellos las mujeres y aquellos con bajos ingresos y bajo nivel educativo.

Los resultados “ponen de relieve la necesidad crítica de mitigar los riesgos para la salud derivados del consumo excesivo de azúcares añadidos y de explorar la adaptación de la dieta al cambio climático”, señala el estudio.