Madrid, 29 may (EFE).- Micael D.S.M., el acusado del cuádruple atropello mortal en una boda, ha declarado en el juicio que huyó de la celebración porque los invitados “querían matar” a sus hijos y sobrinos y que él no quiso acelerar el coche, sino que lo hizo su propio cuerpo, solo y por miedo, mientras se agachaba al escuchar disparos.
Según el acusado, él no quiso hacer daño a nadie hace tres años, durante la boda entre dos familias gitanas en Torrejón de Ardoz (Madrid), sino que solo huía presa del miedo de perseguidores que le gritaban: “Portugués, te vamos a matar, me cago en tus muertos te vamos a matar”.
La Audiencia de Madrid ha proseguido este jueves el juicio con jurado contra El Portugués, que se enfrenta a una pena de cárcel de 226 años a petición de la Fiscalía por cuatro delitos de asesinato y nueve en grado de tentativa (hubo nueve heridos).
El Portugués ha relatado que solo huía de una pelea previa, en la que le agredieron a él y a su hijo, y que fueron amenazados con navajas y vio, además, una pistola.
Junto a sus hijos y sus sobrinos, montó en el coche huyendo, pero se le cruzó un coche, que, está convencido, quería cerrarle el paso. Entonces, escuchó dos disparos, se agachó y se produjo el atropello del que, ha insistido, no fue consciente.
Según su relato, en “todo momento” tocó el claxon para que los invitados se apartaran. No supo que había atropellado a nadie hasta que se lo dijo un policía en el momento de su detención. Sí escuchó un golpe y vio la luna de su coche rota, pero no a las víctimas que se estampaban contra el cristal.
“¿Qué padre no salva a sus hijos si les están tratando de matar?”, se ha preguntado en varias ocasiones, a la vez que ha señalado que hubo momentos de la boda que “temió” por su vida, siendo la eximente de miedo insuperable la que alega su defensa para pedir su absolución.
“Lo siento mucho, no quería hacer daño a nadie”.
El acusado ha respondido a las preguntas de la fiscal y de su letrada. Preguntado por su defensa sobre si se arrepiente, ha replicado: “Ellos me querían matar, yo nada más quería salir del callejón. Si volviéramos atrás no iría a la boda. Lo siento mucho, yo les quiero mucho, les sigo queriendo”.
Además, ha tenido varios enfrentamientos durante su declaración, como cuando le ha dicho “usted sabe como son los gitanos” a lo que ésta le ha respondido que no, que no tiene “prejuicios”.
También ha sostenido que no se explica qué ocurrió para que algunos de sus propios conocidos pasaran de hablar con él con normalidad a agredirle y lincharle. “Que me lleve mi alma Dios, no sé por qué me lo hicieron. Yo no me lo merecía, yo soy una persona muy buena”, ha exclamado.
Las llamadas a emergencias
Durante la vista se han reproducido además múltiples llamadas a emergencias. En algunas se habla de “atropellamientos a personas”, de un “asesino” que se “ha dado a la fuga” o de un “loco que se ha montado en un coche”. Otras personas alertaron de una “pelea muy gorda” o de “un tiroteo entre gitanos”.
“Hay aquí una guerra”, “han atropellado lo menos a cien”, “esto es una masacre”, exclamaban algunos, muy agitados, sin acertar a decir el número de víctimas.
Está previsto que este juicio finalice este viernes con los informes de las partes. Cuatro de las cinco acusaciones ejercidas por las víctimas piden prisión permanente revisable.