Madrid, 9 jun (EFE).- El Banco de España ha revisado tres décimas a la baja su previsión de crecimiento económico para 2025, hasta el 2,4 %, y una décima la de 2026, al 1,8 %, debido a la menor aportación del sector exterior por la elevada incertidumbre provocada por el riesgo arancelario.
Así lo ha indicado este lunes el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, durante su comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, donde ha adelantado las nuevas proyecciones macroeconómicas incluidas en el informe trimestral de la economía española que la entidad publica mañana martes.
La inflación media se situaría en el 2,4 % en 2025, una décima por debajo de la anterior estimación, mientras que para 2026 se mantiene la desaceleración ya prevista al 1,7 %.
«No estamos nada seguros de lo que va a pasar con la inflación», ha dicho Escrivá, que ha asegurado que las previsiones de precios están sujetas a mucha incertidumbre, porque podrían subir si se produce una interrupción de suministros como ocurrió en pandemia, aunque cabe pensar que podrían bajar por la caída de la demanda.
La inflación subyacente (sin energía ni alimentos no elaborados) se ha elevado cuatro décimas para 2025, al 2,6 %, mientras que la tasa de paro se mantiene en el 10,5 % y el déficit público se queda en el 2,8 % del PIB.
No obstante, el Banco de España ha elaborado un escenario macroeconómico alternativo más adverso, de escalada prolongada de la guerra arancelaria, en el que el impacto sobre el crecimiento del PIB de 2025 sería de 0,4 puntos, hasta rebajarlo al 2 %, mientras que en 2026 podría llegar a restar 0,7 puntos, lo que dejaría el incremento del PIB en el 1,1 %.
En cuanto a la inflación, en 2025 este escenario adverso restaría tres décimas a la previsión central y la situaría en el 2,1 %, mientras que en 2026 el impacto sería de 0,5 décimas y pasaría a ser del 1,2 %.
De la banca ha dicho que conserva una posición financiera sólida, apoyada en una mayor rentabilidad y eficiencia, y en una mejora en la calidad del crédito.
Frente a la mejor situación de la banca, ha situado como retos más relevantes la corrección de la deuda pública, la falta de adecuación de las habilidades de los demandantes de empleo a las demandadas por las empresas, la baja productividad y la escasez de vivienda.
El problema vivienda, ha dicho Escrivá, va a seguir agudizándose, por lo que considera prioritario actuar sobre la oferta de manera coordinada entre los tres niveles de la administración para cubrir las crecientes necesidades de vivienda para nuevos hogares.
Ha recordado las previsiones incluidas en el informe anual de la entidad, según el cual en 2025 se generará un déficit de 150.000 viviendas, adicional al déficit de más de 400.000 viviendas del periodo 2022-2024.
Unos 15.000 millones de gasto por bajas
En el ámbito laboral, Escrivá ha puesto el acento en la situación de la incapacidad temporal, las bajas, y que tras los aumentos de estos últimos años han situado a España como el tercer país de la Unión Europea con mayor porcentaje de ocupados que no han trabajado por incapacidad temporal.
Ha estimado que su coste directo para las empresas habría pasado de unos 2.840 millones de euros en 2019 a unos 4.613 millones de euros en 2024 y que el coste derivado del pago de las prestaciones por incapacidad temporal ha crecido un 78,5 % desde 2019 y se sitúa en algo más de 15.000 millones de euros.
También ha señalado el problema de «emparejamiento del mercado laboral» con casi un 50 % de empresas que apuntan ya que su actividad está condicionada por la falta de mano de obra, lo que supone 40 puntos más que en 2020 cuando eran alrededor del 10 %.