Tokio, 17 jun (EFE).- El Banco de Japón (BoJ) decidió este martes mantener los tipos de interés de referencia a corto plazo en el 0,5 % y reducir a la mitad sus compras trimestrales de bonos estatales a partir de abril de 2026, un nuevo ajuste hacia la normalización de su política monetaria.
El banco central nipón recortará desde los 400.000 millones de yenes actuales (unos 2.400 millones de euros) hasta 200.000 millones de yenes (1.195 millones de euros) el volumen de sus compras de deuda soberana, según anunció al término de su reunión mensual de dos días.
La decisión marca una reducción, pero más lenta de lo esperado, lo que ha sido interpretado como un gesto de prudencia de la entidad en una coyuntura económica marcada por riesgos externos como el impacto de la guerra comercial o la escalada del conflicto de Oriente Medio.
El motivo principal de esta aproximación es «evitar la potencial volatilidad, que suban los rendimientos del bono a largo plazo si aceleramos la reducción de la compra con rapidez», declaró el gobernador del BoJ, Kazuo Ueda, en una rueda de prensa horas después de la publicación de las conclusiones de la reunión mensual.
La entidad crediticia japonesa se embarcó en marzo de 2024 en este ajuste y se plantea continuar reduciendo sus compras «con suficiente flexibilidad para brindar estabilidad a los mercados», explicó en su informe de hoy.
El ajuste fue respaldado por ocho de los nueve miembros de la junta sobre política monetaria del BoJ, que consideraron «apropiado» reducir el monto de sus desembolsos en bonos «de forma predecible».
«En principio, el Banco tiene intención de mantener su plan de reducción tras la evaluación, si bien podría modificarlo como corresponda, si lo considera necesario tras analizar su evolución y el funcionamiento de los mercados de bonos del Estado», añadió.
Ueda hizo hincapié en que están tomando las decisiones sobre los bonos «con mucho cuidado» para evitar desestabilizar los mercados.
El banco central japonés evaluará más adelante cuál será el volumen de compras a partir de abril de 2027 y prometió adoptar «medidas ágiles», como el aumento del importe de las compras de deuda y otras compras, si es necesario, en caso de un rápido aumento de los tipos de interés a largo plazo.
Estos rendimientos se dispararon en mayo en medio de los temores sobre la salud fiscal del país, cuya deuda es más del doble de su producto interior bruto, y después de que algunos legisladores hayan propuesto reducir el impuesto sobre el consumo, pese a la negativa de primer ministro nipón, Shigeru Ishiba.
El primer ministro, en cambio, baraja nuevas ayudas libres de impuestos a los hogares, presionados por la inflación, con el consiguiente aumento del gasto público.
En lo que respecta a los tipos de interés, la decisión del BoJ de dejarlos intactos fue unánime, de acuerdo al informe.
El banco central justificó esta decisión por la «gran incertidumbre sobre cómo evolucionarán las políticas comerciales» y la reacción de las economías globales, y su potencial impacto en Japón, en la que aún percibe «debilidad parcial» pese a su recuperación moderada.
La entidad crediticia japonesa ya se ha mostrado cautelosa sobre sus próximos pasos en lo que a tasas se refiere en medio de la creciente incertidumbre sobre el impacto en la economía global de la agresiva y errática política arancelaria de Estados Unidos.
A esta preocupación se ha sumado la escalada de los ataques entre Israel e Irán, un factor desestabilizador para Oriente Medio al que Japón mira con preocupación dada su alta dependencia de la región para su abastecimiento energético, principalmente de petróleo, cuyo precio se ha disparado con la escalada del conflicto.
Ueda afirmó durante su comparecencia que el BoJ «vigila de cerca» la evolución del asunto: «Ya están subiendo los precios de los alimentos y creemos que podría influir en un encarecimiento de la energía. Por ahora no es así, pero precisamente por eso queremos vigilar con mucho cuidado» su desarrollo, declaró.