San Sebastián, 25 jul (EFE).- La torrencial Dee Dee Bridgewater ha homenajeado con su espectáculo ‘We exist!’ a las mujeres que hicieron de sus canciones un instrumento para el activismo en la jornada que marca el ecuador del Festival de Jazz de San Sebastián, que ha acogido al legendario ‘bruxo’ brasileño Hermeto Pascoal y su música universal.
Autodidacta, auténtico totem de la cultura de su país Pascoal, con 89 años cumplidos, es uno de los invitados más peculiares de la 60 edición del Jazzaldia y no solo por la melena y la larga barba blanca del artista albino sino por la singularidad de su obra.
Hoy se ha subido al escenario del Auditorio Kursaal con su grupo, casi una ‘familia’ que le acompaña desde hace décadas, integrada por su hijo Fabio Pascoal (percusión), Itibere Zwarg (bajo eléctrico) y el hijo de éste, Ajuriña Zwarg (batería) y Jota P. (saxos y flauta).
Pascoal ha atribuido en alguna entrevista que algunos críticos han calificado su música de ‘hermética’ solo por el parecido con su nombre de pila. Nada más lejos de lo que ha ofrecido hoy al público del auditorio donostiarra, que lamentablemente no ha llenado la sala.
Buena música, magníficos instrumentistas además de una buena dosis de divertimento han marcado una velada en la que, las intervenciones de Pascoal ha sido contadas, pero señaladas.
Pero ¿qué se puede esperar de un artista que, según su versión, dejó KO al mismísimo Miles Davis en un combate de boxeo que disputaron allá por los años setenta en Nueva York?.
Intentar resumir el inventario de instrumentos que han aparecido en escena no es fácil porque para el ‘bruxo’ de Alagoas todo es música y cualquier objeto o fenómeno de la naturaleza es susceptible de convertirse en un instrumento.
De hecho la sección de percusión ha necesitado una mesa en la que se han desplegado una cantidad considerable de artilugios, fruto de la invención de este «hechicero del sonido».
Fabio Pascoal ha «tocado» parte de ellos, incluidos unos muñecos que han simulado ruidos de animales y el propio Hermeto se ha pertrechado de una cacerola con una boquilla incorporada a modo de trompeta casera.
El grupo ha sonado compacto y cada uno de sus miembros ha tenido oportunidad de demostrar su maestría en solos estupendos mientras Hermeto ha sido una presencia casi simbólica salvo algunos gestos para dirigir a su banda.
Soberbio Jota P. con los saxos y las flautas, y no le han quedado a la zaga el piano de André Marques, el bajo de Itibere Zwarg y la batería de Ajuriña Zwarg.
Han sonado también aires de música española con algún guiño al ‘Spain’ de Chic Corea en un tema en el que Jota P ha invitado al público a contestar a los ‘olés’ que ha dirigido desde el escenario.
Hermeto se ha sumado a la invitación y también ha pedido respuesta a sus pequeñas propuestas musicales, como un chamán en una ceremonia, aunque se percibía cierto toque de guasa.
En definitiva, un concierto memorable con la firma de un nombre que ya es leyenda en la música no solo de Brasil.
Dee Dee Bridgewater, reina en ‘la Trini’

Dotada de una voz profunda y torrencial, Dee Dee Bridgewater ha desarrollado una carrera de más de cuatro décadas en las que ha hecho casi de todo y hoy en la plaza de la Trinidad esta sureña de Menphis ha vuelto a demostrar su poderío como gran dama del jazz.
Y como tal, el festival donostiarra le ha otorgado el premio Donostiako Jazzaldia que ella ha recogido, ataviada con una pamela imposible, un momento que ha aprovechado para reivindicar su trabajo en favor de «todas las mujeres y especialmente de las mujeres negras».
Acompañada de Carmen Staaf, al piano, Rosa Brunello, al bajo, y Shirazette Tinnin, a la batería, Bridgewater ha viajado por la canción protesta estadounidense.
Ha comenzado con ‘People Make The World Go Round’, de The Stylistics, toda una declaración de intenciones a la que han seguido ‘Tryin Times’, ‘Tiempos difíciles’ de Roberta Flack, y ha seguido con ‘Mississippi Godman’, la canción que compuso Nina Simone tras el atentado de supremacistas blancos en 1963 en el que murieron 4 jóvenes negros.
Temas que Bridgewater ha abordado con la emoción y contundencia que le caracterizan. EFE
