Marina Estévez Torreblanca
Madrid, 14 may (EFE).- ‘La piedra blanda’ es una fábula gráfica “con algo de leyenda, casi de relato soñado”, un libro misterioso y preciso del cineasta Rodrigo Cortés y el grabador Tomás Hijo sobre un personaje llamado Pedro de Poco, monje, ladrón, santo y mendigo en un tiempo indeterminado entre el siglo V y el X.
Publicada por Random House, es una obra con páginas de gramaje preciso, encuadernación holandesa y rugosa portada de golpe seco que evoca el trabajo casi artesanal de sus creadores, que han dedicado cinco años a este relato que nació en sus paseos por un parque de Salamanca, ciudad donde ambos crecieron y en la que compartieron colegio, han explicado en una entrevista a EFE.
“Hemos llegado a la enfermedad de tener en cuenta la transparencia de la hoja para que las imágenes anticiparan de forma inconsciente algo que de alguna manera quedaba sugerido en esa transparencia”, dice Cortés (Cenlle, Ourense, 1973), que ha controlado incluso el trabajo final de los impresores.
‘La piedra blanda’ es una obra evocadora y de tono a veces surrealista en la que queda patente un gusto común por los cineastas David Lynch y Luis Buñuel, además de por el novelista Álvaro Cunqueiro. “Hay mucho humor también en el acercamiento, no necesariamente cómico” a situaciones “tremendas” que se contrastan “con cuatro palabras pedestres”, dice al respecto el director de ‘Enterrado’.
El protagonista es Pedro de Poco, cuyo nombre viene de ‘petrus’ (piedra) y cuya falta de expresión “no anula ningún sentimiento real”, advierte su creador. “La historia expone un mundo que no es ni bueno ni malo en todo su tremendismo y toda su belleza, porque el mundo es un lugar maravilloso y también temible en el que las cosas pasan”, dice Cortés.
Coincide Tomás Hijo, que añade que “hay veces que el texto banaliza la imagen o la imagen trata de jugar en contra del texto”, lo cual le da “mucha riqueza”. “Hay un también una faceta en ese distanciamiento entre el texto y la imagen que crea misterio”, remarca.
“Muchas veces estos libros están formados por un texto y una estampa al lado”, dice el grabador, que creó un tarot con Guillermo del Toro. “En este caso todo está fundido y todo funciona de una forma bastante imbricada”, destaca.
Cortés ve en ‘La piedra blanda’ una cierta relación tangencial con el cine, sobre todo en lo que tiene que ver con “el viaje que hace el ojo” y la decisión de “guiar la mirada a través del espacio en blanco”.
La colocación precisa y muy estudiada de las imágenes genera un “paso cadencioso de hojas en el que se genera un ritmo muy específico y en el que las viñetas mutan sin cambiar de lado, se desplazan a una esquina o ocupan la pantalla completa”, relata.
En esta historia de vida en la que ocurren hechos increíbles, los autores no han querido ofrecer ningún mensaje o conclusión, y han buscado más bien la evocación y el diálogo con el lector, “para que decida dentro de sí como aquello que recibe le hace sentir”, insiste Cortés.
Pero sí se han preocupado en conseguir que se traslade al lector que lo que está viendo no es un dibujo, acuarela o trabajo digital, sino un trabajo que comienza con un lápiz y que después se lleva con un calco al linóleo invertido, tal y como se explica en un apéndice final con fotografías de las planchas.
“Y ahí es donde empieza el trabajo de Tomás con la gubia. Y es un trabajo de carvado y de excavado, en el que no hay marcha atrás y que no puede deshacerse. Y esa plancha ya resulta eterna porque nada puede modificarse. Eso se impregna en tinta con un rodillo y se lleva un tórbulo que aplica 1000 kilos de presión”, resume Cortés.