Madrid, 16 mar (EFE).- La irrupción de la pandemia del covid 19, hace ya cinco años, propició que millones de consumidores probaran o intensificaran sus compras por internet, que ahora duplican en número a las de entonces y se han convertido en una vía más de crecimiento para el comercio minorista tradicional.
De hecho, y según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), sólo durante el segundo trimestre de 2024, los datos más recientes que ha difundido, se produjeron en España más de 422 millones de transacciones de comercio electrónico.
Ello quiere decir que cada segundo se cerraban en España más de 53 compras por internet, una cifra que duplica la que se producía cinco años antes, cuando nadie imaginaba que el 14 de marzo de 2020 se decretaría una cuarentena que obligó a permanecer en casa a buena parte de la población.
El informe del comercio electrónico en el pequeño comercio y en la economía española, realizado por Nera, muestra el cambio de tendencia vivido en 2020, pues ese año registró “una subida extraordinaria” del 46 % sobre 2019, mientras que en 2021 creció otro 27 %, descontando la inflación.
El aumento es de un 26 % anualizado desde 2014, según ese informe, lo que ha provocado que el porcentaje de las compras que se realizaron por internet en 2024 se disparara al 10,4 %, según Savills Research.
Coexistencia de los dos modelos
Un portavoz de Anged, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución, destaca a EFE que desde la pandemia las ventas por internet están cerca de duplicarse y hay sectores, como la ropa o los productos electrónicos, “muy asentados”.
El comercio electrónico abarca ya el 30 % de las adquisiciones del sector textil, mientras que en el caso de los productos electrónicos asciende al 50 %, áreas con mucha mayor implantación que otras como la alimentación, en las que ese porcentaje no llega a la media.
Sin embargo, esto no ha dejado “herido” al comercio físico tradicional, que ha “coexistido y convivido” durante todo este tiempo con el comercio online y, sobre todo, les ha permitido digitalizarse para llegar al nivel de accesibilidad que ofrecen estas plataformas digitales e incorporarse por completo a este mercado de competencia feroz.
La regulación, un reto pendiente
De hecho, el último informe económico del comercio realizado por Anged revela que el 58 % de las compras electrónicas se hicieron a países de fuera de España, es decir, que se importaron productos, lo que, a ojos de la patronal, muestra que el entorno es muy distinto al que se vivía antes de la pandemia.
No obstante, ese informe recalca que, aunque se ha avanzado en la implantación del comercio electrónico, sigue a un punto de la media europea, mientras la frecuencia media de compra online desciende a 2,5 veces/mes, la más baja desde 2019.
Para Anged, el gran reto que deja esta irrupción -y la posterior consolidación- del comercio electrónico es la regulación, pues mientras el consumidor tiene “un mercado ilimitado en su teléfono”, el comercio físico no cuenta con esa flexibilidad.
La regulación, recalcan desde Anged, “no puede ser la misma que cuando no existía el comercio electrónico, ni la IA, ni Temu o Shein” y por ello reclaman más flexibilidad en ese aspecto a la hora de aumentar periodos de rebajas o la posibilidad de abrir domingos, una situación que “obliga a la reflexión”.
Esta reflexión, apuntan, es necesaria porque este tipo de comercio “seguirá creciendo” y se necesitan medidas que aseguren esa coexistencia entre ambos.
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