Antonio del Rey

Madrid, 19 mar (EFE).- El Gobierno, con su jefe Pedro Sánchez a la cabeza, ha recurrido este miércoles al pacto presupuestario con Vox del presidente valenciano Carlos Mazón para devolver las andanadas de los populares en la sesión de control del Congreso, a modo de comodín dialéctico que para todo vale, incluso para no responder.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha gastado el cartucho de la primera pregunta del pleno en exhibir ante el presidente los supuestos enjuagues del Gobierno para controlar el grupo Prisa, defender a la compañía Telefónica y sacar a colación el caso Ábalos, saltándose la pregunta registrada en el orden del día.
Sánchez no le ha hecho ni caso. Más bien oídos sordos. Le ha recordado lo mucho que ha comparecido en la Cámara Baja, ha defendido la subida del gasto en defensa, asunto no baladí en lo que toca a la actualidad nacional e incluso mundial, y se ha acordado de Mazón.
“Usted elude el cese del señor Mazón abrazando a la ultraderecha”, le ha espetado, para regocijo de la bancada socialista, que no entendía muy bien por qué Feijóo había elegido para interpelar a su jefe un asunto para “muy cafeteros”, en terminología de fuentes del Gobierno.
Seguidamente ha contestado al líder de la contraparte, esto es, Vox, es decir, Santiago Abascal, insistente como siempre en denunciar la “islamización” que España sufre por culpa de Sánchez, además de acusarle de fomentar la inmigración ilegal, lo que ha facilitado al presidente sacar otra vez a la palestra el acuerdo de Mazón.
El presidente ve en Vox una sucursal de la “internacional ultraderechista”, ha dicho, y al PP entregado a sus postulados negacionistas del cambio climático y a la destrucción de Europa.
Este espantajo ha sido utilizado por los demás ministros que han ido respondiendo a la oposición, fuera cual fuera el motivo de la pregunta, desde la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, hasta la segunda, Yolanda Díaz, el titular de Presidencia, Félix Bolaños, o el de Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Montero ha aprovechado una pregunta de Cuca Gamarra sobre el gasto en defensa para plantear a Feijóo si va a cumplir el Pacto Verde Europeo tras el “vergonzoso” acuerdo con Vox.
Y Yolanda Díaz, ministra de Sumar, no se ha podido resistir tampoco al responder a la vehemencia verbal de la diputada del PP Esther Muñoz, que le ha instado a aclarar hasta dónde llega su rechazo a gastar más en armamento y la ha llamado “tan hipócrita como cobarde”.
La ministra de Trabajo ha sido contundente al advertir, mirando a Feijóo en vez de a su interpelante: “Tiene usted dos posibilidades, o dejar caer a Mazón o -no tenga duda- el que va a caer es usted”.
El siguiente en jugar la carta valenciana ha sido Félix Bolaños, quien se ha recreado, ante su diputada favorita para debatir en el hemiciclo, Cayetana Álvarez de Toledo.
Ha descrito un fenómeno según él nunca visto en la termodinámica de partidos. Porque en este caso la “fusión por absorción” ha sido del pequeño, Vox, sobre el grande, PP.
“Ha sido Vox quien ha absorbido al PP”, ha recalcado, dando por sentado que quien gobierna en la Comunidad Valenciana es Vox con Mazón como “hombre de paja” y que el PP es “xenófobo, machista, y contrario a los valores europeos”.
Lanzado ya en sus ocurrencias semánticas, cuando la portavoz de Vox, Pepa Millán, ha contraatacado reprochando al Gobierno sus “infames pactos” con “proetarras y golpistas”, Bolaños ha definido al PP como “la casa común de los ultras”.
Para rematar, durante un tenso cara a cara entre el portavoz popular Miguel Tellado y Fernando Grande-Marlaska -quien ha tenido un lapsus al referirse a la “cesión” en vez de a la “delegación” de competencias sobre inmigración a Cataluña- el ministro del Interior ha acusado al PP de dañar la dignidad de los 225 fallecidos por la dana solo para salvar al presidente de la Generalitat Valenciana.
Terminó la sesión y Mazón seguía ahí.