Granada, 27 mar (EFE).- El hombre detenido la semana pasada en Granada y enviado a prisión por consumir de forma masiva propaganda yihadista y ponerla a disposición de terceros es hermano de un combatiente terrorista extranjero que falleció en Siria en el año 2014 integrado en el seno de la organización terrorista Dáesh.
Según ha informado este martes la Guardia Civil, el detenido, para quien la Audiencia Nacional decretó el pasado 21 de marzo su ingreso en prisión por delitos de terrorismo, estaba “profundamente radicalizado” en las tesis yihadistas, y accedía de manera habitual a repositorios de propaganda terrorista en Internet.
Había creado una plataforma para la agregación y difusión pública de contenido yihadista que llegó a aglutinar más de 30 gigabytes de material multimedia oficial de dicha organización terrorista de alto contenido violento.
La Guardia Civil destaca especialmente el uso intensivo de bots (aplicaciones automatizadas diseñadas para interactuar con personas o proporcionar información a demanda) de determinadas aplicaciones de mensajería que hacía el detenido para acceder a canales del Dáesh.
De esta manera conseguía extraer información idónea para la autocapacitación de múltiples facetas terroristas, entre las que destaca la búsqueda de información para la confección de explosivos.
El magistrado de la Audiencia Nacional José Luis Calama lo envió el pasado 21 de marzo a prisión por delitos de terrorismo. Sin perjuicio de un posterior análisis más profundo de su actividad, el juez le imputa por el momento delitos de autocapacitación y autoadoctrinamiento terrorista, así como de captación, adoctrinamiento y adiestramiento con fines terroristas.
El detenido, de nacionalidad marroquí, vivía en un albergue en Granada y, según la investigación, se encontraba inmerso en un proceso de radicalización.
En el marco de esta operación le fueron intervenidas sus comunicaciones telefónicas y en redes sociales y en el registro del lugar en el que residía, sus dispositivos telefónicos.
De este modo los investigadores comprobaron que era un asiduo consumidor de propaganda del Dáesh, que recopilaba, almacenaba y archivaba y la ponía también a disposición de terceros.
Esta operación ha contado con la estrecha colaboración del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).