Londres, 8 jun (EFE).- El dimitido presidente del partido del populista Nigel Farage, Zia Yusuf, ha anunciado que regresará a la dirección de Reform UK al frente de un nuevo departamento apenas 48 horas después de haber renunciado debido al «agotamiento».
El regreso de Yusuf tras sus discrepancias con una de sus diputadas sobre la posible prohibición del burka en el Reino Unido cierra por el momento una de las numerosas rencillas internas que vive el partido, que pese a todo no para de crecer en las encuestas.
«En las últimas 24 horas he recibido un gran número de cariñosos y sentidos mensajes de gente que ha expresado su consternación por mi renuncia, instándome a reconsiderarla. Tras 11 meses de trabajar voluntariamente para levantar un partido político de la nada, sin un solo día libre, mi tuit fue una decisión nacida del agotamiento», escribió en la red social X.
En el mensaje, dijo que «redoblará» su compromiso en una nueva posición al frente del equipo ‘Doge’ del partido, modelado a imagen del departamento de eficiencia gubernamental creado por Donald Trump en Estados Unidos y que se concentrará en el poder municipal alcanzado en las elecciones del pasado 1 de mayo.
Además, disfrutará de una mayor exposición pública al representar al partido ante los medios de comunicación, según dijo.
Se trata de una decisión que revierte lo que había dicho el jueves en X, cuando anunció su dimisión porque ya no creía que seguir trabajando para que Reform gane las elecciones del Reino Unido fuese «un buen uso» de su tiempo.
Su marcha se produjo horas después de que él mismo calificase de «tonta» la petición de una diputada de su partido de prohibir el burka por ley.
En su primera reacción al regreso de Yusuf, Farage se mostró «encantado» con la noticia y señaló que ampliará sus funciones para ejercer de portavoz y cooperar en la recaudación de fondos.
«Zia seguirá siendo una parte importante del equipo que estamos construyendo para luchar y ganar las próximas elecciones generales», dijo en X.
Las últimas encuestas recogen el imparable ascenso de los populistas a costa de un Partido Conservador en plena crisis y unos laboristas castigados al frente del Gobierno.