Rebeca Palacios
Logroño, 18 may (EFE).- El doctor en matemáticas y divulgador Eduardo Sáenz de Cabezón ha asegurado este domingo a EFE que “la cultura científica forma parte de la cultura, aunque aún se considere la ciencia un rincón particular del conocimiento dedicado a los especialistas y no se ubique dentro del patrimonio cultural” de todos.
Sáenz de Cabezón (Logroño, 1972) ha participado en el Centro de la Cultura del Rioja (CCR) en una cata comentada enmarcada en la celebración del Día Internacional de los Museos.
Este profesor de Lenguajes Informáticos en la Universidad de La Rioja (UR) y presentador del programa de La2 de TVE ‘Órbita Laika’ acaba de ser galardonado con el premio CSIC-FBBVA de Comunicación Científica, por su contribución a la divulgación.
Respecto al éxito logrado por este programa, ha reconocido se ha conseguido gracias a tres factores: conocimiento sobre lo que se habla, saber qué tipo de público tienes enfrente y utilizar los medios adecuados para comunicar.
“Quienes participamos somos científicos o doctores, que ejercemos la ciencia de forma activa. Es un formato que está muy pensado para que sea agradable para el público y, además, quien dirige y produce el programa es gente que está especializada en lenguaje de la televisión y esas tres cosas se notan”, ha añadido.
El valor del ‘Códice Albeldense’

En su charla, ha ensalzado el valor del ‘Códice Albeldense’, un tesoro medieval del patrimonio riojano que tiene “gran importancia cultural”.
Este manuscrito del siglo X, redactado por monjes del Monasterio de San Martín de Albelda de Iregua (La Rioja), contiene la primera aparición documentada en el occidente cristiano de las cifras indoarábes.
“En unas de las páginas iniciales de este códice, aparece una línea con nueve cifras y supone el primer testimonio de los números que usamos hoy en día, que surgieron en la India y después las utilizaron los árabes, sobre todo en la Casa de la Sabiduría de Bagdad”, ha relatado.
Pero entre esas nueve cifras no está incluido el 0, ha puntualizado, “algo que no está claro, porque este número se utilizó al principio como un signo para indicar que no había nada”.
El 0, un avance enorme
“Cuando alguien precisa hacer cálculos grandes, necesita un sistema matemático posicional como el actual, con el cero para indicar que en las centenas no hay ninguna centena; este es un uso que ya tenían los árabes, pero fueron los indios quienes le dotaron la naturaleza de número hacia los siglos VII-VIII”, ha explicado.
El uso del 0 supuso “un avance cultural enorme para la humanidad”, pero su asunción como otro número cualquiera, con capacidad para la aritmética, fue muy tardía.
Por ello, ha situado este testimonio escrito en Albelda “en esa frontera, cuando no se sabe todavía si lo utilizaban ya en al Andalus para la aritmética”.
Ha detallado que el ‘Códice Albeldense’ incluye una recopilación de derecho canónico, de leyes visigodas y en su principio incluye una especie de fundamento que asegura que “las leyes de Dios se basan también en las leyes de la naturaleza, como una pequeña enciclopedia del conocimiento de la época, testimonio de lo que entonces se conocía”.