El ecuatoriano Miguel Betancourt vuelve a la genética de su arte con ‘Palingenesia’

El artista ecuatoriano Miguel Betancourt, en una fotografía de archivo. EFE/ José Jácome

Quito, 14 sep (EFE).- El pintor ecuatoriano Miguel Betancourt retorna al origen de su pintura a través de una audaz investigación material y poética con la exposición ‘Palingenesia’, en la que reafirma sus temas naturalistas y su iconografía naif.

El recorrido propone un diálogo entre obras recientes y piezas de diferentes épocas, configurando una diacronía curatorial donde el presente convoca a versiones pretéritas del autor, señaló este domingo la Alianza Francesa, que acogerá la exposición desde el próximo miércoles hasta el 25 de octubre.

Agregó que Betancourt vuelve a la genética del acto pictórico y convierte la materia en sustancia expresiva: barro, chocoto, pizarra, bahareque y yute se integran a la superficie como archivo vivo de memoria y territorio.

La serie pone en tensión recursos del informalismo y la pintura de acción: estructuras de bahareque recubiertas de chocoto, dripeos caligráficos y el zurcido de yute operan como prótesis estéticas que densifican la superficie, mientras inscriben la memoria autobiográfica del artista en cada obra, detalló.

Con ‘Palingenesia’ -que en términos generales se refiere al renacimiento o regeneración de los seres o del universo-, «vuelvo a mis orígenes con la diferencia que conlleva una brecha de más de cuatro décadas de experimentación plástica y regocijo lúdico», señala Betancourt.

Se trata de una muestra donde el pintor deja latente su cosmovisión, desde el momento de nacer, porque no es gratuito que una de sus primeras experiencias tenga que ver con la rayadura en suelos o muros, «unas veces con la punta de un clavo de riel, otras con carbón de algún leño», anota el artista.

Nacido en 1958 y con medio centenar de exposiciones individuales en Europa, Asia y América, y un número superior en colectivas, Betancourt señala que la exposición apunta a recorrer la superficie y el armazón oculto, los signos pictóricos y el color, mediante un diálogo entre el grafiti genuino y la reflexión plástica contemporánea.

Humberto Montero, curador de la exposición, se remonta a los inicios indirectos de Betancourt en el arte y recuerda una anécdota del autor que se remonta a su infancia «y da testimonio del gran palimpsesto en el que se ha convertido toda su obra desde entonces».

Durante una mañana entera, estando solo en su hogar, Miguel dibujó en el patio -sobre la tierra apisonada- su propia casa y el paisaje que la rodeaba.

Lo hizo con trozos de carbón de leña y de ladrillo (carboncillo y sanguina), como si preparara una exposición para sus padres que regresarían en la tarde. Pero la lluvia apareció anticipándose a los espectadores, y así borró ese lienzo «transformándolo en el primer palimpsesto de Betancourt», relata.

Para el curador de la muestra ‘Palingenesia’ es «volver siempre al origen, rasgando en la memoria para revivificar de nuevo el punto inicial del primer Betancourt singularizado en cada trazo. Una acción continua que reafirma el flujo ininterrumpido de una identidad pictórica siempre indivisible».