Madrid, 2 mar (EFE).- La primera encuesta que realiza el CIS sobre edadismo ha mostrado que una de cada tres personas mayores se ha sentido ignorada y que el 60 % de los españoles cree que los hijos atienden ahora peor a sus padres. ¿Esas respuestas enseñan la verdadera cara del edadismo en España?
El edadismo está detrás de la decisión de arrinconar a trabajadores al cumplir los 55, de expresiones como “para tu edad” o “eres un viejuno”, de utilizar un lenguaje infantil con las personas mayores o de negar un crédito o un producto bancario por tener una determinada edad.
En una entrevista con EFE, la experta internacional en edadismo y envejecimiento Vânia de la Fuente-Nuñez argumenta que no es fácil medirlo: “Es un fenómeno complejo que se manifiesta en diferentes entornos, habría que medirlo a nivel institucional, interpersonal y luego el que nos dirigimos a nosotros mismos”.
Por ello, destaca la importancia de que las preguntas en las que se basan los estudios puedan identificar verdaderas actitudes edadistas, es decir, que la edad sea el elemento que está generando desventajas o trato desigual.
“Cuando se pregunta si ha tenido que esperar mucho tiempo para que le dieran atención o si el hospital le han hecho pasar por varias ventanillas, podría ser porque hay discriminación o puede deberse a una dificultad de gestión del hospital”, indica respecto a la encuesta del CIS publicada hace una semana.
Hay bastante edadismo, pero no se considera un problema
La experta explica que ha habido mediciones de edadismo en España y a nivel europeo que indican que “hay bastante edadismo, aunque la mayoría de los estudios son del entorno laboral”.
“Faltan estudios genéricos” que midan la magnitud del problema real en España, añade, por eso cree que “se ha perdido un gran oportunidad” de conocer la opinión de los españoles a través de esta encuesta con 5.000 entrevistas y que aborda dos franjas de edad: los jóvenes y los mayores de 65 años.
“El edadismo se manifiesta en el acceso a la vivienda, a algunos tratamientos médicos, a nivel interpersonal, incluso en la forma en la que cada uno de nosotros nos vemos, no solo los mayores”, señala de la Fuente-Nuñez, coautora principal del Informe mundial sobre el edadismo de la ONU y directora de la Campaña Mundial Contra el Edadismo de la OMS.
Pero además, se produce en las instituciones. “Como que no nos den acceso a un préstamo bancario por nuestra edad o, si somos más jóvenes, que no nos den acceso a una vivienda presentando todas las condiciones y le pidan un aval a los padres”.
“Los datos que tenemos de estudios que se han hecho anteriormente sí que indican que hay discriminación en España contra personas mayores y otros datos concretados al entorno laboral”, cuenta.
Por ejemplo, en el libro publicado por la experta recientemente ‘La Trampa de la Edad’ recoge uno de ellos, que muestra que una de cada tres personas en España reporta haber experimentado un trato injusto por su edad. Son las personas de entre 15-24 años las que más dicen haberlo sufrido, seguidas de las personas de entre 65-74 años y las de 75+, detalla el estudio.
Además otras investigaciones han apuntado que el 50 % de la población considera que está muy generalizado o bastante generalizado en el caso de los mayores de 55 años.
Sin embargo, cree que puede ser un obstáculo el hecho de que la gente no lo vea como un problema, como puso de manifiesto una investigación que apunta que el 51 % de las personas no considera que exista edadismo o piensa que no es un problema grave. “Va a ser difícil que cambien las cosas” si es así, asegura la experta.
Cree que se necesita más concienciación acerca de lo que es el fenómeno y cómo nos afecta, pero también mejorar la medición y hacer más estudios.
“Es importante medir, porque el edadismo tiene consecuencias, tiene un impacto muy negativo en salud y bienestar y, a nivel social, también supone un coste económico, o sea, es importante de cara a las personas a título individual y a la sociedad en su conjunto”, indica.
Para la médica y antropóloga, conocer la magnitud del problema permite empezar a implementar medidas y hacer una medición también a lo largo del tiempo para ver si las intervenciones que se apliquen basadas en la evidencia y están siendo eficaces.
Explica que en EEUU se ha calculado, por ejemplo, que la discriminación de personas de más de 50 años supuso pérdidas de unos 850.000 millones de dólares en 2018 por las barreras que tenían para poder trabajar el tiempo que deseaban. Otro estudio, calculó el impacto económico en el entorno sanitario y estimó un exceso de gastos de 73.000 millones de dólares al año.
“Estamos en un buen momento, cada vez se habla más de este fenómeno y tenemos finalmente la palabra en el diccionario de la RAE desde 2022, que permite sensibilizar acerca de esta realidad”, concluye.